Rahm1 Jon número
El español lidera el ranking mundial 31 años después que Ballesteros
Soy una persona que procesa las cosas cuando todo pasa, en unos días o semanas, pero entrar en la historia de España al lado de Seve es increíble”, así definió Jon Rahm la gesta que protagonizó en Dublin (Ohio, EE UU), donde ganó el Memorial Tournament y alcanzó la cima del golf. Se convirtió así, después de varios intentos fallidos, en el segundo español número uno del mundo tras Severiano Ballesteros, que lo fue por última vez hace casi 31 años (ver tabla) cuando él tenía 29 y Rahm (25) aún no había nacido. Desgraciadamente, ya no vive para disfrutar con el éxito de su sucesor, que le admira profundamente.
Ayer, el puesto de Jon se hizo oficial y el de Barrika estará en el trono, como mínimo, dos semanas. Se tomará una de descanso e iniciará la defensa contra Rory McIlroy, a quien superó el domingo, en el WGC FedEx St Jude Invitational del 30 de julio al 2 de agosto. Y del 6 al 9 acudirá a San Francisco para pelear por un major, el PGA Championship.
“Fallé tiros en el 14 y 15 y en el 16 pegué probablemente el mejor golpe corto que podría haber hecho, y eso que esta semana di unos cuantos buenos, pero este fue impresionante. Sabia que podía dejarla cerca, pero de ahí a meterla… es justo lo que necesitaba”. Y tanto. Rahm sufría para mantener una ventaja que llegó a ser de ocho impactos (dos birdies tras un parón de 45 minutos por tormenta le habían disparado) sobre su compañero de partido y buen amigo Ryan Palmer, y que se quedó en tres. Hasta que se sacó de la chistera un chip lejano que se coló en el agujero sin tocar la bandera. “¡Dentro, vamos!”, rugió el vasco. “Increíble”, le reconoció después Jack Nicklaus, dueño del torneo, antes de entregarle el trofeo, esa copa de cristal con la Jarra de Clarete del cancelado British, que debería haberse jugado precisamente la semana pasada.
No resultó cómoda la última jornada del Memorial, el torneo con la mejor participación de la historia del PGA, en el Muirfield Village diseñado por El Oso
Dorado, un campo muy difícil con unos greenes endiablados. El calor, la humedad y el viento hicieron estragos. Muchos se hundieron, entre ellos Tony Finau, que había partido en la última jornada a cuatro golpes de Rahm. En pleno descalabro, McIlroy facilitó las cosas con un +4 que le dejó sin opciones de defender el uno. El español tuvo una pájara. Enlazó un bogey y un doble bogey pasado por agua que le hizo machacar la hierba con un hierro. Pero templó nervios y aguantó la presión para ganar primero con -11 y tras una penalización por mover ligeramente la bola en el glorioso 16, con el -9 definitivo. Palmer terminó a tres de su colega. Fue una lástima que la pandemia dejara a Rahm sin el merecido reconocimiento de un público que no pudo asistir por culpa de la COVID. Pero nada, ni las negras nubes de Ohio, ensombreció la hazaña del vizcaíno. En su pueblo le espera un homenaje. Allí están “orgullosos” de su vecino. “De Barrika al mundo. Leyenda de nuestro deporte. Zorionak (Felicidades) Jon!”, le escribió su equipo, el Athletic.
Elogios. La prensa mundial saludó su triunfo. “Un magnífico Jon Rahm sobrevive al susto tardío para arrebatar el puesto de número 1 del mundo de Rory McIlroy”, publicó el diario británico The Times. No era para menos. Jon es el 24º líder del ranking desde que se instauró en 1986 con el alemán Langer como dueño; el 10º europeo; el tercero que alcanza el puesto en menos tiempo desde su paso a profesional (2016); y el quinto más jóven de la historia (ver gráfico). Todo eso sin haber ganado un major, lo que habla muy bien de su regularidad y su ya famosa y alabada consistencia. Sólo otros cuatro golfistas fueron número uno antes de hacerse con un gran título: Ian Woosnam, Fred Couples, Lee Westwood y Luke Donald (los dos últimos nunca levantaron uno).
El secreto de Rahm, lo que le ha llevado a la cima, es no despreciar ningún puesto, buscar siempre el más alto posible. De hecho, ha sido top-10 en 50 de los 100 torneos que ha disputado entre el PGA, el Tour Europeo y los majors. Un 50% al alcance de muy pocos. Eso y la humildad. ”Estoy feliz por mi familia, por hacer esto por mi madre y mi abuela, que no pude ir a su entierro, y el resto de mi familia... Si estáis viendo esto, aita y ama, ¡Eskerrik Asko! (Gracias)”.
Abrumado “Entrar en la historia de España con Seve es increíble”, dijo Rahm