Karim se ríe de su castigo con Francia
Le Graët, presidente de la FFF, alaba su temporada, pero confirma que no volverá a jugar con la selección
Llama la atención que un jugador con el currículo reciente explicado en la página anexa a la de este texto no goce del sobrenombre de internacional. Benzema lleva apartado de la selección de Francia desde octubre de 2015, situación que su estupendo estado de forma no parece capaz de resolver, a tenor de las palabras del presidente de la Federación Francesa de Fútbol (FFF), Noël le Graët: “Ha tenido una temporada excepcional, ya he felicitado a Zidane.
Es uno de los mejores jugadores de hoy. Esta ha sido su mejor temporada. Es un jugador muy bueno, nunca he cuestionado sus cualidades, pero su etapa en Francia ha terminado”.
La confirmación de una realidad que Benzema ya conoce, de ahí que respondiese en Twitter de forma socarrona, retuiteando las palabras de Le Graët en Radio Montecarlo y añadiendo: “Prefiero reírme”. La coyuntura de la selección francesa tampoco ayudaría a su posible regreso: Francia es la vigente campeona del mundo y la tripleta Giroud-Griezmann-Mbappé está muy asentada. Pero sin duda Benzema cabría en las convocatorias, como se han encargado de recordar no pocos medios del país vecino en los días pasados, empezando por L’Èquipe,
que le dedicó una portada, titulando: “Viva Benzema”.
El germen del ostracismo que sufre Benzema con su equipo nacional está en el Caso Valbuena, en el que el propio Valbuena (entonces jugador del Lyon) fue chantajeado con la amenaza de difundir un vídeo de índole sexual en el que él aparecía, un vídeo de cuya existencia Benzema sabía tras haber sido contactada parte de su familia por los chantajistas. El delantero del Madrid sugirió a su compañero pagar la cantidad que le exigían (150.000 euros) para capear el problema, en una conversación grabada que terminó con Benzema imputado y por la que la fiscalía francesa ha vuelto a pedir recientemente que sea juzgado, por “complicidad en un intento de extorsión”.
El revuelo mediático en Francia fue mayúsculo, con grandes figuras de la vida política pidiendo la cabeza de Benzema, como Manuel Valls,
entonces primer ministro francés: “Los deportistas deben ser ejemplares”. La FFF cortó por lo sano: Benzema y Valbuena quedaron apartados por orden de Le Graët y con la aprobación de Deschamps.
El enfrentamiento entre el delantero y el seleccionador traspasó la frontera deportiva y entró en el terreno personal, sobre todo cuando Benzema le acusó de haberse plegado a los deseos del sector más racista de la sociedad francesa. Eso hirió especialmente a Deschamps, que en el Mundial de Francia 1998 fue integrante de aquella selección multicolor campeona que humilló a Jean-Marie Le Pen,
entonces líder del Frente Nacional y que acumulaba críticas a la selección por su nutrida presencia de jugadores nacionalizados o hijos de inmigrantes, como el propio Zidane. “Algunos pueden permitirse discursos que acarrean consecuencias que van más allá de toda comprensión, y que nunca olvidaré. Estamos en un punto de no retorno”, dijo en su día Deschamps, en respuesta a Benzema.