AS (Valencia)

Propuestas desesperad­as para el VAR

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Manos. Ya lo escribí aquí hace unos meses, pero insisto. Llevo 20 años pensando que esta propuesta es la mejor, sin duda, para unificar criterios acerca de qué debe ser señalado como mano y qué no. En las Reglas del juego se ha usado históricam­ente el término “deliberada” para determinar la mano punible. Se generalizó el sinónimo “voluntaria” entre protagonis­tas y público para trazar la línea que separa las manos que son falta de las que no. Línea que siempre fue difusa, aunque nunca tanto como desde las reformas del pasado año. La temporada que ahora acaba ha sido un auténtico despropósi­to por parte de las autoridade­s encargadas de proteger, modificar y aplicar el reglamento. Urge un cambio total de actitud en la Internatio­nal Board y comités arbitrales. Mi propuesta para las manos es cambiar el término “deliberada” por “evitable”. Es decir, sólo se señalarían las manos donde el jugador no haya tenido cuidado por evitar el contacto, ya sea porque lo haga de forma claramente voluntaria o porque entre a la disputa abarcando un espacio significat­ivamente mayor por la posición del brazo, aunque el golpeo luego sea fortuito y en contra de su voluntad. Y todos los matices de las directrice­s arbitrales, así como el criterio del aficionado medio que observa el partido, serían mucho más fáciles de acotar partiendo de esta clara premisa. A partir de entonces, se pondría sobre los hombros del jugador la responsabi­lidad de dejar claro que hace todo lo posible por que el balón no toque su brazo, pegándolo al cuerpo, escondiénd­olo tras él o con un gesto evasivo. La misma responsabi­lidad que ya existe en las faltas en interacció­n con un rival, donde la temeridad, aunque sea totalmente involuntar­ia, es igualmente punible. En definitiva, cualquier mano inevitable nunca podría ser señalada, y esto incluye las jugadas de gol, donde ahora mismo está en vigor la estúpida norma de anular cualquier gol donde el equipo atacante haya tocado el balón con la mano, aunque sea una mano no punible.

Protocolo. El VAR está en boca de todos porque su implantaci­ón está siendo irregular. La primera medida que habría que mejorar es el protocolo. Yo creo que hay un error de base, el VAR debería ser considerad­o un cuarto árbitro ejecutivo, es decir, un asistente más como los dos de las bandas, siempre al servicio del árbitro principal. Ahora mismo hay dudas de quién arbitra en realidad, si el del césped o el de la sala VOR. Se corre el riesgo de que el principal escurra el bulto en decisiones importante­s. Por eso hay que cambiar el enfoque, debe ser el árbitro quien tenga la iniciativa de consultar al VAR, en una comunicaci­ón constante como la que tiene con los de banda. Y cada vez que tenga dudas, consultar las imágenes por iniciativa propia o porque el VAR, exactament­e igual que hace un asistente de banda, le avise de una posible infracción. Aparcando así la presente política de supuestos que no es efectiva ni justa. Que el árbitro pueda consultar o pedir revisión rápida de cualquier jugada,

Manos Habría que cambiar el término ‘deliberada’ por el de ‘evitable’

desde si es saque de meta o córner, hasta una posible falta peligrosa al borde del área, pasando por una jugada en el centro del campo donde tenga dudas de si es tarjeta amarilla o no. Parece una gran pérdida de tiempo, pero no lo es si se engrasa la comunicaci­ón y si se crea la figura específica de árbitro de VAR, con un grupo reducido de cinco o seis que se encarguen de todos los partidos de una liga. Unificar criterios es ahora mismo más necesario que nunca.

Futbolista­s. Otra necesidad es la de incorporar al debate de la Internatio­nal Board más voces autorizada­s del gremio de jugadores y entrenador­es. Porque así es mucho más fácil fijar la directriz, por ejemplo, de cuando un codazo es amonestaci­ón, expulsión o, simplement­e, falta sin más. Porque quienes juegan o han jugado tienen infinitame­nte más claras estas diferencia­s que las que ahora dicta la norma, totalmente absurda y desproporc­ionada. Al igual pasa con los pisotones, que al principio de la LaLiga dejaron sanciones que dieron vergüenza ajena. O quizá los jugadores habrían visto innecesari­o modificar la vieja máxima de que el árbitro era un poste móvil, y no como ahora que se detiene el juego cuando le golpea el balón. Creo que lo anterior era ampliament­e aceptado y no molestaba a nadie. O también los porteros habrían afinado un poco más la norma de no adelantars­e en los penaltis. Esta medida, sin embargo, sí que creo que tiene mucho de acierto en su última modificaci­ón, excepto la incomprens­ible amarilla cuando se adelantan.

Son más los detalles de estas propuestas y de otras que tengo, pero este espacio se me queda pequeño. Si alguna autoridad quiere que se las amplíe o debatirlas, aquí estoy dispuesto para ello. Y para acabar, recordarle al público en general que no sólo tiene que mejorar el VAR, también debe aceptarse y respetarse de una vez por todas que, en las jugadas de interpreta­ción, el único criterio que vale es el del árbitro de turno. Y punto.

Carlos Matallanas es periodista, padece ELA y ha escrito este artículo con las pupilas.

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Munuera Montero observa una jugada polémica en el monitor durante el partido Barça-Espanyol.
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