Laporte y Brahim, una amistad fuera del fútbol
—Era un niño cuando Francia ganó el Mundial y la Eurocopa. ¿Se acuerda?
—Recuerdo muchas cosas, el ambiente era increíble. Todo el mundo se juntaba para ver los partidos, yo creo que fue como España hace unos pocos años.
—¿Quién era su referente?
—Pauleta, sin duda. Aunque había más. Wiltord, por ejemplo, o Dugarry. Sobre todo los que jugaban en el Girondins de Burdeos en esa época, que era mi equipo de pequeño.
—¿Siempre quiso ser central?
—Empecé de delantero, luego pasé a mediocentro y con 14 años acabé de central. Lo hice por necesidad del equipo. Hacían falta defensas, nadie quería y yo cubrí ese papel. Me fue muy bien y me gustaba,
El duelo entre Manchester City y Real Madrid también se juega cada noche en el Fortnite o en el FIFA. Durante el confinamiento, por ejemplo, organizaron un torneo benéfico para recaudar fondos contra la COVID-19. Aymeric Laporte y Brahim Díaz fueron inseparables en Mánchester y siguen muy unidos en la distancia. Sin ir más lejos,
aunque me gusta más meter goles.
—Tiene 26 años pero debutó muy joven, ¿ya se siente un veterano?
—Me siento bastante rodado en la élite, eso es verdad. El
Guardiola “Cambió el fútbol, en este equipo y en los que estuvo antes”
estuvieron juntos de vacaciones hace sólo unos días y el francés fue uno de los primeros en felicitar el 21º cumpleaños del madridista el pasado lunes.
“Nos conocimos cuando llegué a Mánchester y mantenemos la relación”, recuerda Laporte. “Yo llegué solo y tuvimos mucho feeling. Además, estuve mucho tiempo con su
tiempo pasa volando, ya me siento uno de los viejos. —¿Qué echa de menos de Bilbao?
—Los compañeros eran la hostia. El grupo estaba muy unido. Yo me sentía parte de ese familia, que es encantadora, y me lo pasaba muy bien con ellos. También los he visitado en Madrid”.
Laporte ya está adaptado a la vida inglesa: “A Mánchester le falta el clima para que sea mejor, pero la ciudad está creciendo mucho. Por las tardes me junto con bastantes amigos para tomar café y eso me gusta”.
equipo donde todos son de la misma zona, con la misma cultura. Eso ayudaba bastante. También echo de menos a la afición, que es increíble en Bilbao, y a los que dirigen el club, que lo sienten muchísimo y