Le gusta ir al TAST, su restaurante, y al Tapeo, el del padre de Juan Mata
los fuegos artificiales. No era aquella una casa espectacular; de hecho, las hijas compartían habitación porque había tres cuartos, pero es lo que se estila en el centro de Mánchester salvo en los casos, como el de David Silva, en los que se compra sobre plano y se unen varias casas. Muchos de los jugadores viven por ahí; a las afueras, sólo Ederson, Claudio Bravo o el preparador de porteros.
Guardiola se mudó tras un año a una casa en propiedad, la unión de tres apartamentos con dos habitaciones cada uno, cerca del Trinity Bridge. Se encuentra a un cuarto de hora en coche de la CFA, como su primer domicilio, que además estaba a diez minutos a pie del Hotel Lowry, donde se aloja el Madrid y estuvo Mourinho en su tiempo en Old Trafford; según el Daily Mail pagó cerca de 600.000€ por su estancia.
Para el momento más especial del año, la Navidad, Guardiola y los suyos tienen una parada obligatoria, en Saint Ann Street. En su plaza se monta el Christmas Market, en el que se suman a la tradición de las salchichas y las cervezas. En otro tono, ahí se improvisó el epicentro de pésames tras el atentado en mayo de 2017. Aquella noche, con parte de la familia de Pep en el Manchester Arena, la zona se llenó de flores, peluches, cartas y velas.
Todo lo descrito es ahora diferente, cosas de la nueva normalidad. Últimamente, al estar solo en la ciudad, los mancunianos alucinan al ver a Guardiola comprando en el Manchester Arndale o en cualquier mercado como todo hijo de vecino. Pero ese ciudadano se transforma en un técnico extraordinario en los estadios, Un enorme desafío para el Madrid.
Habitual