Todo el Barça es Messi
Lo dijo Jordi Martí en Carrusel: “Todo el Barça es Messi”. Es, en cierto sentido, una especie de himno a la alegría que un jugador que ya tiene más años que cualquiera de los de la plantilla conserve no sólo el entusiasmo de jugar sino el impulso de ganar, además de mantenerse con la calidad como para que ambas ambiciones se conjuguen con lo que es visiblemente un sentido de pertenencia a los colores con los que se formó.
Ese espíritu de Messi es mucho más que un aditamento, es algo que lleva en su corazón de azulgrana, una cualidad superior incluso a la profesionalidad que se le exige a un futbolista de esta extraordinaria categoría. El fútbol es también una categoría superior al burocrático cumplimiento de un oficio. Y el irrepetible fenómeno argentino está en esa lista fabulosa de creadores de fútbol que además aman, a la vez, el oficio y a sus equipos.
Viendo el emocionante encuentro entre Guardiola y Zidane encontré una metáfora de esas características que hacen mejor este deporte vapuleado por tantos tópicos. Dos genios del pasado se encuentran a hablar de fútbol, sonríen y se saludan, son conscientes de que uno ha ganado y el otro ha perdido, pero ganó el fútbol. No fue un buen partido el de anoche pero la mediocridad esta vez recibió un premio, 3-1. El fútbol tiene estas paradojas, y Messi juega contra las paradojas.