El lobo es el Sevilla del partido
Lopetegui moverá poco el once que batió a la Roma
Que no despisten el escudo ni el sobrenombre (Wolves) que lucen los Wolverhampton Wanderers: el lobo esta noche es el Sevilla. El equipo de la casta y el coraje entró en su particular zona Cesarini continental tras fulminar a la Roma y clasificarse para la final a 8 que el coronavirus ha exiliado en el estado de Renania del Norte, Alemania. Duisburgo, como ante los giallorossi, servirá de escenario para los sextos cuartos de la competición que juegan los nervionenses. Un punto de no retorno (en el buen sentido), pues cada vez que alcanzaron esta fase acabaron por ganar la Europa League. Con Gudelj todavía en casa tras su positivo, se espera que Lopetegui mueva nada o quizá lo mínimo el once que maravilló en octavos.
Miembro fundador en 1888 de la primera liga inglesa, el Wolverhampton se recrea en su historia para soñar con su primer título europeo. Durante los años 50 estos Wolves (lobos) dorados ganaron tres veces su torneo nacional y hasta se autoproclamaron “campeones del Mundo” después de derrotar al Honved de los mágicos magiares en un amistoso que, nada más y nada menos, inspiraría la creación de la Copa de Europa. Más de seis décadas pasan ya de aquello y casi 40 años han tardado en volver a pasear sus colores por el continente. La importante inversión económica de un gigante chino y el inacabable poder de seducción del superagente Jorge Mendes han devuelto la ilusión a este equipo del centro oeste de la Isla.
Mendes ha lusolizado a los Wolves con ocho jugadores y un entrenador portugués. El exvalencianista Nuno Espirito Santo convence con un sistema de tres centrales al que le faltará por sanción Podence y por lesión el español Jonny Otto, que se rompió los ligamentos. Otro español, Adama Traoré, aprovisiona de potencia un equipo que también dispone de internacionales como Rui Patricio o Moutinho y de uno de los goleadores de moda en las grandes Ligas, el mexicano ex del Atlético Raúl Jiménez.
Calidad Traoré y Raúl Jiménez brillan en un rival muy portugués