AS (Valencia)

El Bayern supera

Los bávaros jugarán su undécima final de Champions tras superar al Lyon ● Gnabry hizo un doblete

- JOSÉ C. MENZEL

Ni Messi, ni el matagigant­es galo, ni nadie. Este Bayern de Múnich es un vendaval que deja tierra quemada allá por donde pasa. La última víctima del equipo de killers bávaros fue un Lyon saliente del subidón de tumbar a la Juve de Cristiano y al City de Pep. Partía con las esperanzas de volver a dar la campanada contra un grande, pero esta vez sí se topó con un hueso demasiado duro de roer. Acompañado de algo de sufrimient­o, pero con la misma eficacia con la que mandó a la tumba al Barça, el ejército comandado por Flick metió tres a los de Rudi y se plantó en una final en la que Neymar y Mbappé son los últimos obstáculos ante el segundo triplete después de 2013. Decía la estrella francesa del PSG que prefería al Lyon en el acto de clausura en Lisboa. Normal.

Si los parisinos quieren alzar la primera Orejona de su historia, tendrán que endosar al campeón de la Bundesliga su primera derrota desde el 7 de diciembre del pasado año. Eso sí, el Goliat teutón, como todos los gigantes, también tiene su pequeño talón de Aquiles que le convierte en vulnerable. Ese pequeño déficit se encuentra justo a la espalda de Boateng y Alaba, dos centrales sobre los que cae todo el peso del planteamie­nto de su equipo. El Bayern vive de presionar la salida de balón de su rival con multitud de jugadores. En la mayoría de ocasiones, tal y como puso a prueba ante el Barça, suele recuperar el cuero de inmediato y poner en serios apuros a la zaga. Eso sí, cuando el oponente se libera, se suele encontrar con incontable­s autopistas que pasan entre los defensas adelantado­s y conducen directamen­te hacia el marco de Neuer.

Lo sabía Rudi y mandó correr a Depay y Ekambi cuando los suyos consiguier­an sacar el cuero jugado. Y corrieron. Tambaleaba el Bayern cuando ambos se plantaron, solos como la una, delante de un

Neuer que tuvo que trabajar más durante el primer cuarto de hora de partido que en todo el partido ante el Barça. El primero en quedarse solo ante el meta alemán fue Depay. Thiago cometió un error impropio en la construcci­ón, Caqueret la mandó en profundida­d y el disparo del delantero holandés se marchó fuera. Rozando el palo. Fue una inyección de adrenalina para el Lyon. Empezó a creérselo. Y volvió a hacer temblar los cimientos del campeón germano en un disparo de Ekambi que se estrelló en el palo. Sin embargo, y muy a diferencia del partido frente al City, dejó con vida al Bayern. Y lo pagó. Carísimo.

No tardó ni un minuto el Bayern en castigar la falta de puntería lionesa en una verdadera obra de arte de Gnabry. Se quedó con ganas el internacio­nal alemán tras su gol al Barça y abrió el pase a la final. El ex del Bremen recibió en banda, empezó un eslalon que redujo la función de

 ??  ?? Lopes despeja un balón al que no pudo llegar Lewandowsk­i, que terminó marcando el tercer gol del partido cuando éste llegaba a su fin.
Lopes despeja un balón al que no pudo llegar Lewandowsk­i, que terminó marcando el tercer gol del partido cuando éste llegaba a su fin.
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