AS (Valencia)

El día que Merckx se inclinó ante Ocaña

El belga llegó a 8:42 minutos en Orcières-Merlette

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En circunstan­cias normales, creo que he ganado el Tour”. Luis Ocaña estaba eufórico tras su exhibición en Orcières-Merlette, una gesta que recordó a las históricas cabalgadas de Fausto Coppi. El conquense había volado en solitario para coronarse en la estación alpina con 5:52 minutos sobre

Lucien Van Impe, el segundo clasificad­o, y 8:42 sobre Eddy Merckx, el ogro de la época, su principal rival para coronarse en

París. El belga no había sufrido ninguna crisis: simplement­e,

Ocaña estuvo arrollador aquel 8 de julio de 1971, hasta el punto de que dejó a 61 ciclistas fuera de control, la mayor parte luego repescados por la organizaci­ón para no dejar un famélico pelotón de 53 corredores a falta de diez etapas.

Ocaña ya había visto flaquear a Merckx en el Puy de Dôme y en el Porte. Tenía que volver a probarle. Y eligió una etapa corta de los Alpes, los 134 kilómetros que desembocab­an en un puerto inédito, Orcières-Merlette. En la primera subida del día, Laffrey, saltó primero Fuente, tímidament­e. Luego lo hizo

Agostinho, con fuerza. Y allá se fue Ocaña detrás del portugués. Zoetemelk, Van Impe y

Petterson también respondier­on al ataque. Merckx no se movió.

Ninguno pudo seguir el ritmo de Ocaña aquel día. En la siguiente cota, el Hoyer, de segunda categoría, se quedó sin compañía. “No me hubiera importado continuar con ellos, pero apenas daban relevos y no podían seguir, así que mejor solo”, dijo después el conquense, embutido en el maillot amarillo con unas ventajas estratosfé­ricas: 8:43 sobre Zoetemelk; 9:20 sobre Van Impe; 9:26 sobre Petterson, y 9:46 sobre Merckx.

“Me inclino ante Ocaña y levanto el sombrero en señal de respeto. Luis nos ha dominado a todos, como El Cordobés en la plaza de toros”, dijo El Caníbal,

derrotado. Pero Merckx no iba a rendirse tan rápido. En la etapa llana de Marsella preparó una encerrona que le valió dos minutos, en la contrarrel­oj de Albi

pellizcó otros 11 segundos… A pesar del empuje del belga, la ventaja era cómoda. “En circunstan­cias normales”, Ocaña hubiera ganado aquel Tour… Pero las circunstan­cias no fueron normales. Ya en los Pirineos, en el embarrado descenso del Menté,

Luis sufrió una irreparabl­e caída. Siempre le quedaría Merlette.

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Luis Ocaña saluda a Eddy Merckx: dos genios del ciclismo.

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