Hodges: de ganar con Jordan a ser vetado en la NBA
El exjugador estrena su libro
Craig Hodges no era una de esas estrellas inalcanzables de los pósteres que llenaron las habitaciones cuando la NBA irrumpió (1988) en las televisiones españolas. Era un jugador de rotación, especialista en el tiro de tres cuando ese rol casi ni existía todavía, pero todos los aficionados lo conocían. Porque fue campeón en los dos primeros anillos de los Bulls de Michael Jordan (1991 y 92) y porque ganó tres veces el concurso de triples (entre 1989 y 1991). El único que ha conseguido algo así además del legendario Bird.
Pero después de esas noches de gloria en los All Star y de los anillos, su nombre desapareció y ni siquiera asomó por The Last Dance, el documental de diez capítulos centrado en Michael Jordan y sus Bulls. ¿Qué demonios había sido de Craig Hodges? La respuesta está en Tiro de larga distancia, el libro (editado en España por Capitán Swing) en el que el exjugador cuenta una historia que en realidad resume en la introducción el periodista Dave Zirin: “No quieres ser Craig Hogdes”.
No quieres ser Craig Hodges. Es la frase que se usaba en la NBA, hoy una Liga
con fama (en gran parte bien ganada) de progresista y
Ostracismo La Liga le dio la espalda por anteponer la lucha social al negocio
activista, para referirse al ostracismo en el que se arriesgaba uno a caer, como le pasó a él, si anteponía los principios y la lucha social al pan y circo, el puro espectáculo deportivo. La llegada de
Magic Johnson y Larry Bird, la dorada década de los 80, rescató a una NBA a la que rondaba la ruina. Pero la irrupción de las grandes marcas, las televisiones nacionales y los contratos millonarios también exigió silencio y complicidad con un sistema que era, y sigue siendo, injusto con la población afroamericana. Muchos callaron, de forma más o menos cómplice, y el libro señala a unos cuantos: Charles Barkley, Dominique Wilkins, Magic Johnson y, sobre todo, Michael Jordan y su ultra poderoso agente,
David Falk.
Tiro de larga distancia viaja por las incongruencias en las cuestiones de raza del deporte estadounidense, un negocio mastodóntico. Es un trayecto lleno de baloncesto y una historia personal y profesional de luces y sombras, de los grandes triunfos a la depresión que siguió al silencio del teléfono, cuando nadie se atrevió a llamar, a partir de 1992, al incómodo tirador del banquillo de los Bulls. Cuando nadie quería ser Craig Hodges.