AS (Valencia)

Drama griego

Rafa Nadal cae ante Tsitsipas tras ir ganando 2-0 El objetivo del 21º Grand Slam tendrá que esperar

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Stefanos Tsitsipas

Rafa Nadal (Esp) (Gre)

Había curiosidad, y un poco de temor, por ver el comportami­ento que tendría Rafa Nadal ante un rival de fuste en el Open de Australia. Y Stefanos Tsitsipas, seis del mundo, le infligió una derrota durísima, porque le remontó dos sets, algo que sólo le había sucedido dos veces, en Miami 2005 (Federer) y en el US Open 2015 (Fognini).

Hasta el 2-0, Nadal estuvo sensaciona­l, ágil y rápido en los movimiento­s y con todas sus armas a pleno rendimient­o, incluido el saque (15 aces en total). Pero a partir de ahí se enredó, cayó en la trampa del desempate en la tercera manga, cuando encadenó varios errores, y en la cuarta y la quinta perdió el control. El problema no fue la espalda. En esta ocasión sufrió por una pura cuestión de tenis: 6-3, 6-2, 6-7 (4), 4-5 y 5-7 en 4h:05.

Hace dos años, también aquí, en semifinale­s, había vencido al mismo oponente con suma facilidad. Este Tsitsipas es mucho mejor y mañana a las 09:30 peleará por un puesto en su primera final de Grand Slam contra Daniil Medvedev. El ruso fundió a su compatriot­a Rublev. El 21º gran título de Rafa, que se queda clavado en cuartos por segundo año consecutiv­o en Melbourne, tendrá que esperar. Quizá llegue en Roland Garros.

Tras dos primeros sets arrollador­es, en 1h:18, Nadal ya tenía resuelto el partido. O eso parecía, porque a Tsitsipas por fin se le ocurrió una idea. Elevó la calidad de sus saques para evitar la sangría, ya que al resto no tenía nada que hacer en ese momento (ganó un punto en toda la manga) y buscó descaradam­ente los ‘penaltis’. Los encontró y en el desempate, Nadal falló dos remates fáciles, cuando había clavado varios durante el set, pegó un mal drive, una caña y se le escapó la sentencia. El partido se le torció y llegó la primera opción de break del griego, crecido por el éxito.

A Rafa le tocaba hacer un esfuerzo extra inesperado. Sobre todo mental. Para colmo, su enemigo tuvo dos bolas más de rotura, que por suerte para el mallorquín se le escaparon. Apareció una tensión para él en los servicios que hasta entonces no había sufrido. Tuvo que recurrir incluso al famoso “¡Vamos!” y responder al aumento de ritmo de Tsitsipas. Y hasta a un ace de segundo saque. Pero lo peor estaba por llegar. El heleno le quebró finalmente y sacó para igualar el partido. Increíble. En el quinto set, Nadal no no vio la manera de lograr puntos al resto. Casi la encontró in extremis, para forzar lo que hubiera sido el mal menor del súper desempate, pero tras levantar dos bolas de partido y tener punto de rotura, no pudo con la tercera. Lo que parecía irreal se hizo verdadero.

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