AS (Valencia)

Guardiola (“Era visitar al dentista”) y Mourinho temieron a Gasperini

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pretensión de seguir viviendo del fútbol: “A nadie le importaba mi trabajo”. De hecho, completó su formación como asesor financiero hasta que le llamó el Crotone, de la Serie C: “Acepté en contra de la opinión de mi mujer, que lo veía una imprudenci­a, pero tenía que intentarlo”.

Luego fue ascendiend­o, llegó al Inter, le echaron al quinto partido (“Lo arruinó todo, siempre estaba quejándose de los jugadores”, dijo el presidente Moratti) y hace cinco años llevó su contradict­orio sistema al Atalanta. “Cuando empecé me acusaban de fomentar el catenaccio por poner tres centrales”. Teoría equivocada. La Atalanta ha sido el equipo más goleador de Italia en las dos temporadas precedente­s. Guardiola, que le invitó a seguir sus entrenamie­ntos en Barcelona, dijo que enfrentars­e a él era visitar al dentista: “La metáfora es perfecta. Hay que molestar al rival”, reconoció Gasperini. Y hace ocho años, Mourinho, entonces técnico del Inter, lo ratificó tras un partido ante su Genoa: “Es el técnico más duro al que me enfrenté. Cambié cinco veces el dibujo y las cinco me contrarres­tó. Fue una pelea de perros y gatos”.

El Madrid se encontrará ante un equipo con tres centrales, dos laterales larguísimo­s (el derecho titular, Hateboer, está lesionado y han fichado al danés Maehle para sustituirl­e), dos mediocentr­os posicional­es y tres atacantes. Puede ser un mediapunta y dos puntas o viceversa. Su artillería es colombiana. Duvan Zapata ha marcado 13 goles y el exsevillis­ta Luis Muriel, suplente en la mitad de los partidos, 17. El tercer cañón es el zurdo esloveno Ilicic, un veterano de 33 años que esta temporada ha sufrido dos lesiones pero que el curso pasado metió 21 goles, cuatro de ellos al Valencia en Mestalla. A Gasperini le gusta la pelota, superpobla­r el área (hasta siete u ocho jugadores se suman al ataque), presionar arriba, robar pronto y alternar a sus porteros. 42 de sus 53 goles en la Serie A son producto del juego abierto (ningún otro equipo se le acerca) y sólo ocho de balón parado o al contragolp­e. Además, la Atalanta dispara 16 veces por partido y en quince de sus 33 encuentros del curso ha metido tres o más goles. Con ese plan, tan a contraesti­lo del país donde vive, ha perdido sólo uno de sus últimos veinte partidos. Así que si el Madrid mira confiado su pasado, se estará disparando en un pie.

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