La final más larga y deseada de la historia

Pues al fin ya está aquí. ¡Mira que se ha hecho esperar! El año pasado en marzo todos nos frotábamos las manos a ambos lados de la AP-8. El día 5 de aquel mes, parece que ha pasado una eternidad, en Bizkaia se desataban las habituales rutinas de los últimos tiempos y finales. Porque de finales el Athletic sabe un rato este siglo: con Caparrós, Bielsa, Valverde... Y ninguna ha caído al saco de San Mamés. A la gente le daba igual echar la casa por la ventana. Doscientos, quinientos, mil euros... todo con tal de estar en Sevilla para la final histórica con la Real. De fondo se oía que un virus loco andaba causando estragos en China, pero eso era otro cantar. Aquí no iba a llegar nunca. Y llamó a la puerta en el momento más inoportuno. La gente quedó confinada en casa, el sueño se desvaneció y se alentó la esperanza de esperar un año a ver si toda esa caravana podía activarse en 2021. Pero el COVID no ha dado tregua. Lo veía hasta un ciego. La final será en silencio.

Quitando imágenes lamentables como las de ayer en Lezana, las aficiones han sido muy respetuosas ante un partido único. Jamás se ha visto un Athletic-Real por la Copa. El sueño se queda en casa, pero es tan grande que se filtra por las paredes de cada domicilio.

La Gabarra ha sido reformada, luce muy guapa, pero tendrá que seguir esperando pase lo que pase. Han sido 37 años de espera en Bilbao. Ya está bien. Se dan por bien empleados si viene un triplete.