Vandoorne reclama justicia
El belga de Mercedes gana la segunda cita italiana
El particular formato de clasificación de la Fórmula E, en el que se sale por grupos según el orden del Mundial, provoca muchas veces que se produzca un vuelco radical en la parrilla, como si se diera la vuelta a un calcetín: lo que antes estaba al derecho, queda del revés. Eso se nota especialmente en citas con doble carrera, y la de Roma no fue una excepción. Ayer, muchos pilotos importantes salieron atrás (Vergne, que ganó el sábado, lo hizo el 21º), y de eso se benefició Vandoorne, otro destacado, para reclamar la victoria que se le escapó el día anterior.
El comienzo fue casi calcado al de la primera carrera en la capital italiana, con salida tras el safety car porque la pista volvía a estar algo húmeda y con desgracia para el poleman, que en este caso fue Cassidy. El de Virgin perdió la trasera en la primera frenada, cayó al 11º y cuando iba remontando, Rowland le llevó contra un muro en uno de los varios, y habituales, toques que se produjeron. Otro entre Buemi y Di Grassi, dos pesos pesados del campeonato, acabó con el brasileño fuera al destrozar su Audi contra las protecciones.
Nato, Wehrlein y Vandoorne se quedaron en cabeza tras el incidente de Cassidy. De los tres, el que salió mejor parado fue el belga, que lideraba a mitad de la prueba con un importante colchón de cinco segundos con su Mercedes gracias a una gestión magnífica de los modos ataque (hubo tres en lugar de los dos previstos). Pascal tardó demasiado en utilizar el primero y cuando lo hizo se encontró con la bandera amarilla provocada por Di Grassi. Un error que dio una ventaja clave a Stoffel, que lo activó antes, y que dejó al alemán luchando por el podio.
Lanzado. Ese iba a ser el punto fuerte de la parte final de la carrera, porque Vandoorne simplemente tuvo que dedicarse a vivir de las rentas que logró antes para reclamar justicia, esa que le arrebató el sábado Lotterer al golpearle tras la salida cuando partía en la pole. Y así lo hizo pese a que un coche de seguridad final anuló las diferencias por un golpe del otro Audi, el de Rast, después de romper una suspensión en un bache. Así, una última vuelta de infarto dejó a Sims segundo y a Wehrlein tercero (gracias a una sanción a Nato), y Bird se vio envuelto en un accidente con De Vries, aunque de igual modo sale líder de Roma.