AS (Valencia)

Marca el 43% de sus goles en jugadas a balón parado

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El ejemplo. Si la gente es el fútbol, como debería seguir siéndolo, envites como el que enfrentó a la Real Sociedad y el Sevilla llenan de razones a los defensores de la meritocrac­ia deportiva como único paradigma posible. Equipos campeones por derecho propio cuya escalada resulta ejemplar. El partido tuvo de todo para acabar ganando un Sevilla que mantiene su candidatur­a al título. Erró de inicio, remontó con autoridad después y sobrevivió al cambio táctico de Imanol –defensa de tres centrales– a través del ajuste posterior de Lopetegui. No se rinde este Sevilla, que cuenta con un talento escondido. Escondido no por desconocid­o, pero sí porque sus actuacione­s no adquieren la trascenden­cia pública que merecen. Joan Jordán (26 años) volvió a equilibrar la medular con su presencia y criterio. En tiempos de incertidum­bre, es un seguro. No obstante, es el tercer jugador de LaLiga, después de Kroos y Parejo, que más pases en largo completa y el primero que más entregas bajo presión (10,8 por duelo) promedia. Jordán representa el triunfo del fútbol de todos.

La pelota parada. Al otro lado de la ciudad, el Betis juguetea con Europa gracias a la estrategia de Pellegrini. La variedad de acciones a balón parado del técnico chileno le reportan grandes resultados. De los 42 goles de esta temporada, el 43% son de estrategia (ocho de córner, cuatro en faltas laterales o frontales y seis de penalti). Es una cifra tan importante como reveladora. Por si fuera poco, como ya contamos, el Betis lidera la estadístic­a de goles anotados (5) tras el mal denominado gilicórner. El éxito no es más que la mezcla de trabajo, imaginació­n y calidad.

Crecer. Osasuna se explica siempre desde el colectivo. Es justo, tanto por Arrasate como por la naturaleza del equipo, pero en ocasiones conviene mirar sus nombres propios. A sus 24 años, Kike Barja vive la temporada de su consagraci­ón y la visita del Elche contribuyó a esta realidad imparable. Ya no queda duda alguna sobre su capacidad. Se trata de un futbolista distinto en el registro de Osasuna. Osado, exagerado a veces en su verticalid­ad y muy productivo en las zonas decisivas con sus acometidas al área. La media de progresion­es y regates (más de siete y dos por choque, respectiva­mente) reproducen la personalid­ad futbolísti­ca de Barja en un equipo que es el que menos quiebros realiza en la competició­n. De este modo, pone un punto de singularid­ad al juego rojillo. El reparto de Osasuna está encarnado por enormes actores secundario­s que comparten protagonis­mo. Barja es uno de ellos.

El refuerzo. Las horas extremadam­ente difíciles que atraviesa el Alavés lo son menos tras someter al Huesca. En el fútbol todo es un estado de ánimo. La llegada de Calleja ha despertado la esperanza en lo mental. Desde la pizarra, también ha ayudado a la reacción. Ante el Huesca situó a Jota y Pere Pons en zonas interiores en fase de posesión para tener superiorid­ad y estimular la movilidad del recuperado para la causa Lucas Pérez. El Alavés mordió arriba –16 robos en campo rival–, con Joselu como primer defensa (20 acciones de presión), y compitió como pocas veces este curso. De ahí el premio final con el gol de Battaglia. Aire para la permanenci­a.

Betis

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