Gianni Infantino “Hay que afrontar juntos los problemas del fútbol”
EI presidente de la FIFA, Gianni Infantino (51 años, Brig, Suiza), ha respondido a preguntas sobre la Superliga y el conflicto con la UEFA, las sanciones al Club de los 12, la pérdida de interés de los jóvenes en el fútbol, las quiebras millonarias y la necesidad de controlar el gasto, tanto por parte de algunos clubes como en lo referente a los sueldos de los jugadores y a las comisiones de los intermediarios, que en algún caso considera que “rozan lo indecente”.
—La FIFA, y más concretamente usted, que durante muchos años fue secretario general de la UEFA, parece la persona idónea para mediar en el conflicto entre la Confederación Europea y los grandes clubes de la Superliga (ESL). ¿Qué puede hacer Infantino para ayudar? —Soy el presidente de la FIFA y mi responsabilidad es defender a todo el fútbol en cualquier lugar. Esto incluye clubes, ligas y federaciones de todo el mundo, ya sean pequeños, medianos o grandes, con diferentes niveles de desarrollo. También incluye a los jugadores, entrenadores, árbitros y todos y cada una de las partes implicadas, teniendo siempre en cuenta a los aficionados que están y deberían estar en el centro de todo lo que hacemos. He sido muy claro en cuanto a mi posición y a la de la FIFA en este asunto. Apoyamos a la UEFA en su rechazo a la Superliga. Estamos en contra y siempre nos opondremos a cualquier competición que no forme parte de la estructura internacional del fútbol y que amenace la unidad y solidaridad que siempre debería existir en la pirámide del fútbol, que vincula las bases y el fútbol amateur con las estrellas de este deporte. Dicho esto, también es mi obligación mediar entre las partes para que se inicie un profundo diálogo constructivo en busca de soluciones positivas. Hay que afrontar juntos los problemas del fútbol. —El conflicto lleva años cociéndose porque ambas partes tienen sus razones: la UEFA
UEFA.
porque es la dueña de la competición, y los clubes porque son los que pagan a los jugadores. ¿Qué soluciones se le ocurren? —Nuestro deporte tiene tanto éxito porque se ha creado un vínculo entre la base y la cúspide de la pirámide, entre un niño o una niña que juegan en el colegio y las estrellas en la final de una gran competición. Los clubes son una parte esencial de esta pirámide, pero también hay otras estructuras que permiten asegurar que todos estén unidos. Además, hay mecanismos de control que garantizan la solidaridad para que los equipos menos privilegiados se puedan beneficiar, aunque sea sólo en parte, del éxito y la popularidad de los más famosos y poderosos. Como todo en la vida, se necesita buscar un equilibrio justo para defender los intereses de todos. Como ya he dicho, nuestro interés es defender el fútbol en su conjunto, desde las bases hasta las grandes estrellas, por todo el mundo, no sólo en Europa y en América, sino también en el Caribe, África, Asia y Oceanía. Por ejemplo, nosotros propusimos, y se ha aprobado, una competición que, en nuestra opinión, tiene mucho sentido en este contexto en particular. El nuevo y apasionante Mundial de Clubes, que sustituirá dos competiciones (el actual
Mundial de Clubes y la
Copa Confederaciones) de forma que los jugadores no tendrán una carga excesiva. Para los clubes que se clasifiquen esto significará una buena y nueva fuente de ingresos, pero el nuevo Mundial de Clubes beneficiará no sólo a los clubes participantes, sino a toda la pirámide del fútbol. De hecho, la FIFA no se quedará con un solo dólar de esta competición y nos aseguraremos de que un porcentaje de los beneficios sea destinado a los clubes, ligas y federaciones no participantes, tanto masculinos como femeninos, y para los jóvenes de todo el mundo. A propósito de esto, pronto vamos a anunciar la creación de una nueva Copa Mundial Femenina que creo que va a ser un éxito. Necesitamos encontrar soluciones de forma conjunta y hemos propuesto un extenso y profundo debate sobre el punto en el que nos encontramos actualmente y cómo queremos evolucionar para ser más fuertes y estar mejor preparados en situaciones como la que nos ha tocado vivir con la pandemia.
—Ha dicho que prefiere dialogar antes que imponer sanciones a los clubes, y algunos han querido ver en eso un ataque a la UEFA y a su presidente, Ceferin. ¿Es así?
—Quiero que quede muy claro: tanto la FIFA como yo personalmente apoyamos a la UEFA y a su presidente en su posición contraria a la Superliga. Creo que tenemos que pensar detenidamente los siguientes pasos, porque este es un tema complejo que va más allá de una simple competición. Se trata del ecosistema del fútbol. En cuanto a las sanciones, existen organismos competentes e independientes que analizarán qué se puede y debe hacer al respecto, de modo que no me concierne hablar de ello. Obviamente, eso no quiere decir que descarte que se implementen sanciones a escala nacional, continental o mundial. Lo dije una vez y lo repito ahora
COVID
de forma clara: o los clubes quieren ser parte de las estructuras del futbol o tendrán que afrontar las consecuencias. Es obvio y estoy seguro de que ellos lo saben. A propósito, como estamos hablando del tema, permítame aclarar que cuando he dicho que un líder debe pensar en por qué estamos donde estamos, no me refería al presidente de la UEFA. Era un llamamiento para que todos los administradores del fútbol se unan para reflexionar sobre el contexto en el que vivimos. Me gustaría reunir a todas las partes y poder tener un diálogo constructivo y así, encontrar mejores soluciones para todos. Una solución pacífica es siempre mejor que un conflicto. Repito, esto va mucho más allá de una simple competición; tiene un impacto global, puesto que, por ejemplo, hay muchos jugadores de todo el mundo jugando en estos clubes y la FIFA debe proteger al fútbol de selecciones en todo el mundo. En cualquier caso creo que todos podemos decir lo que pensamos, no sólo unos pocos, de la forma más efectiva y mejor posible. Muchos están dispuestos a establecer un diálogo y por supuesto, las puertas de la FIFA siempre están abiertas a cualquier persona que participe del fútbol. Pero una cosa debe quedar clara: no aceptaremos propuestas que contradigan los valores de nuestro juego, como son el mérito deportivo, la solidaridad, la integridad y el acceso justo a las competiciones.
—¿Qué le sugiere que de los cuatro semifinalistas de la Champions, tres equipos (Manchester City, PSG y Chelsea) hayan sido investigados por incumplir el Fair Play Financiero? Usted fue uno de los grandes impulsores del FPF, ¿no cree que la norma ha perdido efectividad y que esta también puede ser una de las razones del nacimiento de la Superliga Europea?
—La UEFA cuenta con organismos independientes para tratar esos casos, así que yo no debería hablar de ellos. Cuando se introdujo el FPF se hizo con el beneplácito de todos los clubes y se decidió por consenso que esas reglas eran necesarias. En 2011, los clubes europeos tenían un déficit neto de 1.700 millones de euros, y tras la implementación del FPF, en cinco años y gracias a esas reglas, las pérdidas se redujeron a menos de 300 millones. Es cierto que, con el tiempo, las cosas cambian y que la crisis del COVID-19 también nos ha enseñado que necesitamos adaptarnos. Lo que hace diez años era efectivo y adecuado quizá tiene que ser revisado para ver si sigue teniendo sentido y si funciona, pero creo que el fútbol necesitará siempre transparencia y mecanismos de control a todos los niveles.
—En Inglaterra hubo muchos aficionados que saltaron a las calles para protestar por la Superliga, pero ninguno de los seis equipos ingleses involucrados tiene un propietario inglés. Los dueños son jeques árabes, millonarios norteamericanos y potentados rusos. ¿De verdad el fútbol es de los fans?
—Los hinchas tienen que estar en el centro de todo lo que hacemos. Sin los seguidores y su pasión, el fútbol no sería lo que es, y necesitamos tener esto en mente. El fútbol es y debe ser fundamentalmente para y por los aficionados, y debemos encontrar formas de proteger sus intereses. Se agradecen las inversiones en el fútbol, pero siempre y cuando sean transparentes y existan mecanismos de control que garanticen un equilibrio competitivo, así como un sector sano y sostenible.
—En realidad, de los grandes clubes mundiales sólo quedan dos románticos, dos que son enteramente propiedad de sus socios: Real Madrid y Barcelona. ¿Entiende que se sientan como
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