AS (Valencia)

Una asistencia

● Los blancos, beneficiad­os

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El miedo a perder puede más que el ansia de ganar en un partido horrible

era día grande en el Camp Nou. Día, como decía el General Prim, de “caja o faja”: o se acababa en la caja de pino o se ganaba la faja de general en la batalla.

Por eso, cuando se vio que el Barcelona salía con Mingueza en vez de Araújo para primar el control del balón por encima del físico de Araújo, pareció una apuesta atrevida. Lo mismo pasaba con el Atlético, donde Simeone, que había ensayado toda la semana con Kondogbia, sorprendió al dar entrada en el equipo de salida a Correa.

Sobre el papel, se iba a ver un gran partido, porque ambos equipos el día D decidieron ir al ataque. Pero una cosa es lo que se plantea sobre el papel y otra lo que pasó en unos 45 minutos de más que respeto entre ambos equipos. Koeman y Simeone salieron a lo que ahora se llama madurar el partido, que no es más que salir con un cagazo del quince.

Primaba la paciencia en ambos lados a la espera del error del rival. De salida, ninguno de los dos equipos pareció haber aprendido la lección del Granada o de San Mamés. El miedo a perder les podía más que las ganas de ganar.

Donde sí tuvieron que intervenir los técnicos antes de lo que tenían previsto fue ante las respectiva­s lesiones de Lemar y de Busquets. El francés se lesionó muscularme­nte antes del cuarto de hora y entró en su lugar Saúl. La baja del Barça fue mucho más sensible, tanto por el afectado como por el sustituto. Cayó Busquets a la media hora de juego tras un golpe en la cabeza contra Savic y el Barça perdió al que estaba siendo hasta el momento su mejor hombre. En su lugar entró

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