El ídolo de una generación que salió por la puerta de atrás
Sevilla Rayo Haaland.
Ídolo absoluto del sevillismo a finales de los años 80, Anton Polster llegó a Nervión procedente del Torino en 1988. El austríaco consiguió en la temporada 89-90 un récord que ningún delantero del Sevilla ha conseguido arrebatarle hasta la fecha: esa temporada se fue hasta los 33 goles en la Liga, una cifra que en condiciones normales le habría permitido hacerse con el trofeo de máximo goleador del campeonato. En Nervión sólo Juan Arza ha sido el máximo goleador en una temporada, pero ni el propio Arza ni Kanouté, Luis Fabiano o Negredo llegaron nunca a esa cifra.
Pero no es el hito goleador el único recuerdo que dejó en Sevilla, ya que inexplicablemente abandonaría el club un año después por la puerta de atrás. Un monumental enfado con Vicente Cantatore tras decidir su sustitución en un Real Sociedad-Sevilla del año 90, le llevó a arrojarle la camiseta al técnico y finiquitar así su historia en Nervión. Inexplicablemente, seguiría su carrera en equipos de menor nivel al que se le presuponía a su capacidad goleadora, ya que sus siguientes equipos fueron el Logroñés y el Rayo, antes de regresar a su Austria natal previo paso por el fútbol alemán. También tiene una línea de camisetas y merchandising: “Sirven para pagar a los pequeños clubes el sueldo de entrenadores para sus equipos infantiles. Muchas veces los entrenadores de esos equipos son los padres, que realmente no saben. Quiero que los niños estén en las mejores manos posibles”.