AS (Valencia)

Nkunku, en el once; Timo Werner y Dani Olmo tendrán minutos

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y recibió dos propuestas, del Lübeck y del Mainz de Klopp: “Mi primera idea era aceptar la oferta del Lübeck. Ciudad marítima, buen entrenador, gran nivel de vida… Entonces Jürgen me citó en un hotel. Cuando acabó la conversaci­ón ya había renunciado al mar. La capacidad de convencer es lo que le hace especial”. Estuvo seis años a sus órdenes y aprendió a manejar grupos y a captar talentos: “Yo sé mucho de fútbol, pero hay que rodearse de especialis­tas y dejar que hagan su trabajo. No puedes creer que sabes de todo”.

Rose aplica al pie de la letra esta filosofía. De hecho, cuando entrenaba en el Salzburgo fichó a un bloguero, René Maric, experto en análisis tácticos y con una gran comunidad de seguidores. Acabaría siendo su segundo entrenador. “A los jugadores no hay que convencerl­os solo por la forma de jugar, sino por todo lo que haces. En un vestuario tiene que haber felicidad, pero también es necesaria la honestidad”, explica.

Rose, hijo de futbolista y nieto de un exinternac­ional por la República Democrátic­a Alemana (Walter Rose), le ha dado un vuelco táctico al equipo. Acabó con los tres centrales de Tedesco y ahora alterna con éxito el 4-2-3-1 con el 4-4-2. Algunos de los futbolista­s que maneja ya estuvieron a sus órdenes en el Salzburgo (Schläger, Haidara, Szoboslai) y eso, al margen del conocimien­to de la ciudad, ha facilitado mucho su adaptación. Su fórmula es ambiciosa: “Mover la pelota, mover al oponente, recuperar la posesión lo más rápido que podamos y creer en nuestras posibilida­des”. Sólo el Bayern le supera en tenencia de la pelota y en recuperaci­ón de balón en campo adversario. Así que la estadístic­a le da la razón. La clasificac­ión (es octavo), no.

El sábado reservó de salida a jugadores importante­s (Simakan, Haidara, Nkunku, Dani Olmo) porque la Champions es la prioridad. Cuando salieron al campo, el equipo llegó al empate (el Augsburgo se había quedado con diez) con goles de André Silva, ex del Sevilla, Nkunku y Hugo Novoa, el otro español de la plantilla. Hoy pondrá a los mejores para no verse obligado a ganar al Shakhtar en Varsovia en la última jornada.

Las cuentas del Madrid son más sencillas: con un punto es primero de grupo. Y si no lo consigue, tendrá opción de corregirse en la última jornada ante el colista Celtic. Una situación idónea para un cambio de guardia después de disputar siete partidos en veinte días. Con el paso de las horas, además de Benzema (ya se ha perdido seis partidos por lesión, los mismos que en toda la temporada pasada), se han ido cayendo Valverde, tocado ante el Sevilla, y Modric, con molestias en los aductores. Así que se abre la puerta a la primera titularida­d de Asensio después de 16 partidos este curso. El balear ha jugado hasta ahora once ratitos. El más largo, de 26 minutos, ante el Leipzig en el Bernabéu. Sobre el césped solo ha estado 127’. El curso pasado entró 23 veces en la alineación inicial, dato que revela una pérdida de protagonis­mo notable a menos de un mes del Mundial. El sábado pasado, ante el Sevilla, un pase suyo sacó del apuro al Madrid y hoy podría formar frente de ataque con Rodrygo y Vinicius.

Lucas Vázquez, Nacho, Rüdiger y Camavinga también aspiran a colarse en el once y Hazard podría tener minutos, aunque la fe de Ancelotti ha ido apagándose mucho con él. Ese asunto sigue pendiente.

Altas

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