El día del Niño
Tres lesiones y 247 días después, Güler marcó su primer gol con el Madrid Gritó de rabia y ‘pasó por Rüdiger’
Nunca un cuarto gol provocó tantos decibelios. En Chamartín y en Turquía, dos mundos unidos por un mismo diamante. Por el primer gol de un niño que, 247 días después, fue alzado al cielo de Madrid por Rüdiger y soltó ese grito de rabia que tan adentro llevaba. Ya sabe lo que es ser empujado, golpeado y abrazado por el peculiar cariño de Rambo; el ritual que certifica la mayoría de edad futbolística.
Tardó ocho meses y tres días, el tiempo transcurrido desde su presentación, inolvidable, y su estreno goleador. Aquella calurosa mañana de verano la aventura empezó con el pie izquierdo (su imagen subiendo al escenario antes de tiempo y escuchando el discurso de Florentino, a su lado y con el traductor en la mano, es icónica) y acabó con mano derecha (“descarto salir cedido”, esbozó ante los medios, en un ejercicio de personalidad que descolocó a todos, incluido el club). Se quedó, ambicioso. Y desde entonces no ha sido fácil.
Güler ha sufrido tres lesiones y, hasta ayer, sólo sumaba 92 minutos oficiales, menos que Nico Paz (127’). Sentía la frustración de quien quería y no le dejaban. “Su único problema es la competencia”, respondía Ancelotti, señalando que si no jugaba más era por una cuestión de que el nivel del resto era tan alto, que no veía el momento de ponerlo.
Pero llegó ayer.
Zona mixta “Estaba siendo un año difícil, pero tengo calidad y carácter”
Le valió con cinco minutos. Ancelotti lo sacó en el 89’y, lejos de conformarse con una actuación protocolaria, buscó con ahínco tener una, al menos una. Y tanto fue a la fuente que partió el cántaro en mil pedazos. Recibió entre líneas, se plantó ante Guaita... y en el estadio se hizo el silencio. Sepulcral. Podía ser. Recortó, se marchó del portero y marcó con la pierna mala. Gol, su primero con el Madrid, 247 días después de firmar. Una liberación personal. “Fue maravilloso, estoy muy feliz. Estaba siendo una temporada difícil, pero tengo la calidad y el carácter para superarlo”, esbozó.
“Estoy feliz por el chaval, con las lesiones lo ha pasado mal, pero jamás bajó los brazos. Ahí está, fuera esa espinita”, contestó Carletto tras el partido. El 10 de marzo fue la noche de Güler. De su primer gol. Y del cuarto más cantado en mucho tiempo.