AS (Valencia)

“El Tour no se gana con un solomillo”

El exciclista que denunció en AS el dopaje generaliza­do del pelotón en 2004 recibe 20 años después a los mismos reporteros en Zarzalejo, donde trabaja como jardinero.

- JUAN GUTIÉRREZ ZARZALEJO (MADRID) —¿Si su hija le hubiera dicho: ‘Papá, quiero ser ciclista’?

EI mismo redactor y el mismo fotógrafo de entonces, Juan Gutiérrez y Jesús Rubio, llegan a la localidad madrileña de Zarzalejo 20 años después de la primera vez. A diferencia de 2004, la cita está concertada. El exciclista Jesús Manzano (45 años), hoy jardinero, espera con un uniforme muy diferente al que utilizaba cuando era deportista, en una finca serrana en la que podaba unos pinos. Es su actual profesión. Lejos quedan sus tiempos de corredor profesiona­l. Y aquellas reveladora­s denuncias en las páginas de AS que destaparon el primer gran escándalo de dopaje del pelotón español, embrión de la posterior Operación Puerto.

—¿Cómo le va la vida 20 años después?

—-Uf... Parece que fue ayer. Aquí estamos. Trabajando, con 20 años más, con algunos achaques, pero estamos. Eso es lo principal.

—¿A qué se dedica?

—-Sigo con lo que me dediqué cuando dejé el ciclismo: jardinería, podas, paisajismo, riegos… No soy de cambiar mucho.

—Durante este periodo también corrió en un equipo amateur de ciclismo, el Orquin. ¿Para matar el gusanillo?

—Sí. Me tocó pasar otra vez más hambre que Carracuca, no podía luego ni con las máquinas

de cortar setos. Es un circuito amateur, pero hay gente que va rápido, que entrena y se cuida mucho. Isidro Orquin me convenció, pero me di cuenta de que trabajo y ciclismo no eran compatible­s. Además, tuvimos muchos vetos por ser quien soy.

—¿No se sintió bien recibido?

—-Qué va… Eran vetos por todos los lados: ‘Si corre Manzano, no corre el equipo’. Y a mí ya no me merecía la pena tanta complicaci­ón. Tengo otra vida.

—¿Ha mantenido alguna otra relación con el ciclismo?

—-Tengo contacto con mi excompañer­o Leandro Navarrete y poco más. No me suelo juntar con nadie. Estoy fuera.

—Si volviera 20 años atrás,

¿repetiría sus denuncias?

—-Claro que sí. Yo no me inventé nada. Nadie me denunció después, esa es la prueba. Luego, algunos como Vicente Belda han aparecido en otras operacione­s de dopaje. Pero yo puedo contar lo que conté entonces, 20 o 40 años después, y sigue igual.

—¿Se arrepiente de algo? —-No. De nada. —Con la perspectiv­a del tiempo, ¿sus denuncias de dopaje merecieron la pena? En primer lugar, para Jesús Manzano.

—-¿Para mí? Yo conté lo que conté, y ahí está. Después salí del ciclismo, yo no sigo mamando de esa vaca, mi vaca está fuera y no me influye en nada. —¿Y para el ciclismo? ¿Aquello

sirvió para limpiarlo?

—-No. Ahí está la Operación Puerto, que no sirvió de nada. —¿Pero no cree que sí hubo una mayor conciencia­ción? El dopaje no existía en España hasta que usted lo denunció. —-No existía, porque no se denunciaba. Pero vamos a ver: ¿Las medias de velocidad del pelotón han bajado? No, han subido. Entonces, no creo que haya cambiado mucho la cosa. Y luego la Puerto. Las bolsas de sangre se destruyero­n. Todo se tapó. Hubiera sido bueno sacar todo a relucir y sancionarl­o, pero no interesaba.

—Cuando menciona la subida de los promedios, ¿quiere decir que el dopaje sigue existiendo? —-Si antes ibas a 41 kilómetros por hora y 20 años después van a 43, algo pasa, ¿no?

—¿Pero no puede ser porque hay mejores bicicletas, por la tecnología, por la nutrición…?

—-Con un solomillo tampoco ganas ahora un Tour, ni una Vuelta. Para llegar a esas carreras, hay que entrenar mucho y echarle cada vez más gasolina al coche.

—¿Eso son conclusion­es que saca como exciclista o tiene alguna informació­n actual?

—-No, no… Yo no tengo ninguna informació­n, ni quiero saber nada del ciclismo, eso ha pasado a la historia. El ciclismo es bonito para darte un paseo, para irte a tomar un pincho a Robledo o El Pimpollar, y ya está.

—¿Ya no ve las carreras?

—-Sí, las carreras las sigo viendo. He dejado días de currar para ver etapas concretas del Tour o la Vuelta. Me gusta el ciclismo, pero no cómo hacían las cosas gente como Belda.

—¿No tiene ningún rechazo al ciclismo?

Regreso “Volví a correr, pero lo dejé porque me vetaban en las carreras”

Conciencia “No me arrepiento de lo que conté, aunque creo que sirvió de poquito”

—-Para nada. Me gusta. Pero tengo mi vida por otro lado. —¿Sale en bicicleta?

—-Tengo dos bicicletas en casa, pero me falta tiempo, sinceramen­te. La bicicleta es muy desagradec­ida, le tienes que dedicar al menos tres días a la semana: lunes, miércoles y viernes, por ejemplo. Si sales solo uno, vas con la lengua entre los radios. Y para sufrir, mejor no lo hago.

—-Pues no se lo hubiera recomendad­o. Mi hija hace hípica, le compré un caballo. Ahora se lo paga ella. El ciclismo es bonito para salir, pero cuando te metes en competició­n, la cosa cambia.

—¿Piensa que usted hubiera merecido otro reconocimi­ento público?

—No quiero reconocimi­entos. Sí es verdad que me ha decepciona­do alguna gente a la que ayudé y ahora ni siquiera me coge el teléfono. Pero cada uno sabrá su historia. —Se lo pregunto de otra manera. Usted denunció algo ilegal, pero nunca ha tenido el reconocimi­ento de ninguna institució­n pública por su aportación a la lucha contra el dopaje.

—-Así es, pero yo no quiero

medallas. En su día llevé pruebas a la Federación de Ciclismo, y lo que ocurrió es que las hicieron desaparece­r: recetas, justifican­tes, viales, testostero­na, falsificac­iones… No me devolviero­n nada.

—En los primeros días de sus denuncias sí tuvo una recepción en el CSD.

—-Sí, me recibió Guillermo Jiménez, entonces director general, pero luego fue destituido. ¿Por qué? Por ayudar a Manzano. Como se implicó, le largaron. Esa fue la única ayuda que tuve.

—De la Operación Puerto salió muy enfadado.

—-Claro… En el juicio ya se intuía lo que iba a pasar, cuando veías a los acusados cachondeán­dose de la juez, pasándose papelitos. No interesaba tirar

de la manta, porque iba a salir hasta el apuntador. ¿Usted ve normal que un médico cobre 60.000 euros por un tratamient­o? Eso no era para aspirinas. Todo se ha tapado.

—Desde 2004, hay cosas que sí han cambiado: hay una ley, una agencia antidopaje, sanciones de cuatro años…

—-Algo se habrá mejorado, pero poquito. Dicen que el que hizo la ley, hizo la trampa.

—¿Ha vuelto a sufrir amenazas como en aquellos tiempos? —-No. Ahora no me siento amenazado. Hago mi vida.

—Además de las amenazas, ¿le intentaron también callar?

—-Sí. De hecho, hay una grabación que se le entregó a la Guardia Civil, donde un abogado de Manolo Saiz le ofreció dinero a mi abogado de entonces. Pero yo no quería eso. Cuando tienes una verdad, no te van a callar. Yo no hablé por venganza, como decían. La salud y la vida de la gente debe prevalecer por encima

del dinero y del dopaje.

—¿Le siguen identifica­ndo por la calle?

—-Hay gente que sí. Antes, cuando salí en el AS, era todo el día. Ahora menos, pero alguno hay. Hace poco me pasó en un restaurant­e.

—¿Cómo recuerda aquellos días de 2004? ¿Había más insultos o felicitaci­ones?

—-Había de todo: amenazas, insultos... pero luego venía otro y te felicitaba por la valentía. Veinte años después, aquí lo estamos contando. Ahora el tramadol me lo tomo para los dolores de espalda, para poder trabajar.

—El primer capítulo del serial publicado en AS en 2004 se titulaba: “Dos veces estuve a punto de morir”.

—-Sí. La primera fue con una hemoglobin­a cuando iba fugado en el Tour de 2003, y la siguiente en Valencia el mismo verano con una bolsa de sangre en mal estado, que ni el tren quería arrancar de lo malo que estaba y tuvieron que ponerme Urbason. Yo no era médico, no sé hasta qué punto eso te puede mandar a tomar por saco, pero sentí que pude palmarla.

Ciclismo “Si ahora se va más rápido que hace 20 años, algo pasa, ¿no?”

Filosofía “La salud y la vida deben prevalecer sobre el dinero y el dopaje”

—Y el titular del último capítulo decía: “No creo que llegue a los 50 años”. Pues está llegando.

—-Bueno, me quedan cinco años (risas). Estoy muy castigado, pero creo que llego. Aunque, sinceramen­te, con toda la mierda que me metieron, claro que lo pensé. Pero aquí seguimos, 20 años después... Uf.

 ?? ?? Jesús Manzano y Juan Gutiérrez conversan en un parque de Zarzalejo ante la cámara de Jesús Rubio.
Jesús Manzano y Juan Gutiérrez conversan en un parque de Zarzalejo ante la cámara de Jesús Rubio.
 ?? ?? Jesús Manzano poda un pino, subido en el árbol y anclado a su tronco, en una finca de la localidad madrileña de Zarzalejo, en la sierra de Guadarrama.
Jesús Manzano poda un pino, subido en el árbol y anclado a su tronco, en una finca de la localidad madrileña de Zarzalejo, en la sierra de Guadarrama.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain