AS (Valladolid)

Un Sevilla indestruct­ible

Siete años después, vuelve a octavos Nzonzi se hizo un gigante en Lyon Vitolo pidió un penalti y mandó un balón al palo El OL, dos al larguero

- JUAN JIMÉNEZ

Tantas veces ganador de la Europa League, el Sevilla llevaba siete años con ganas de verse también en el Top-16 del jardín de los ricos. Con un Nzonzi gigantesco, multiplicá­ndose y al nivel ya de los mejores mediocentr­os de Europa, vuelve al sorteo del glamour, el de los octavos de final en Nyon, después de empatar a cero en un ejercicio defensivo y de concentrac­ión casi perfecto. Lyon no era plaza fácil y la competició­n, la más grande, exige saber sufrir. El Sevilla no se derritió cuando el partido requería y pidió la hora más al descanso que al final, al que llegó silbando. Aburrió al rival y acabó superior. Con Nasri dueño del balón y Vitolo, qué futbolista, campando a sus anchas. Un Sevilla, como su proyecto hace tres lustros, indestruct­ible. Apenas seis meses después de cambiar de entrenador y filosofía, cumple su primer objetivo y, ojo, apunta a un sorteo que le da esperanza: el Arsenal y el Dortmund son sus cocos. El Mónaco, el Nápoles y el Leicester, rivales ciertament­e asequibles.

Sabedor de que no podría dar indicacion­es en el banquillo, Sampaoli quiso darle su toque de autor al partido con el once. Borró a Vietto, al que no le encuentra la suficiente jerarquía aún, y a Ben Yedder, y se la jugó con un equipo de centrocamp­istas que incluía a Nzonzi, Iborra, Vitolo, Sarabia y Nasri. El francés, que llevaba haciendo una mini-pretempora­da quince días, pareció pronto no estar al nivel y jugar por galones. Sampaoli le liberó de tareas defensivas, pero al primer balón que cogió no encaró en el balcón del área, justo el sitio que más le gusta. Su evidente déficit físico y de confianza en la primera parte contrastó con su dominio del juego tras el descanso. El de un futbolista diésel del más alto nivel.

El Lyon salió como un avión. Valbuena obligó a una buena parada de Rico nada más empezar. Gonalons y Tolisso se adueñaron del balón, Ghezzal fue de la banda al centro y el diminuto Valbuena se convirtió en un tormento. El Sevilla miró el reloj demasiado pronto. Y sin delanteros para hacer grande el campo más allá de Vitolo, empezó a meterse atrás, una mala señal. De pronto, en el Parc OL, sobre el que caía la niebla, se jugaron seis minutos de infarto. Vitolo remató al palo (19’) y luego pidió un penalti que pareció clarísimo de Anthony Lopes.

Eriksson se hizo lo que es, sueco, y al momento Tolisso (24’) impactó con el larguero. Pareció increíble que el partido saliese de esa sucesión de escaramuza­s sin goles. Después de una pequeña tregua, el Lyon pegó otro arreón final en la primera parte que esta vez sí hizo tambalears­e al Sevilla: Mariano salvó milagrosam­ente un remate de Lacazette que iba para adentro y Valbuena volvió a reventar el balón con el larguero. Ya nadie tenía frío en el Parc OL, que rugía como en las mejores noches del viejo Gerland.

Sampaoli, embutido en un anorak en un palco e inmóvil, estaba impedido por la UEFA para dar instruccio­nes al descanso. Justo en un partido en el que tocaba intervenci­onismo, Lillo debió decir cosas interesant­es al descanso porque el Sevilla creció. Especialme­nte Nzonzi, que se pidió el liderazgo del partido. A su lado se puso Nasri, ex de Marsella y enemigo de Lyon. Valbuena ya no pareció tan diablo y Rami, Pareja y Mercado se comieron a Lacazette. Lillo masticó bien los cambios y el Sevilla ni sufrió al final. Su primera fase (cinco partidos de seis sin encajar gol) merecía premio. Vuelve al sorteo más glamouroso del año.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain