“El objetivo es ganar el touareg en Buenos Aires”
Nani Roma es rotundo: “Pensamos que ganar el Dakar es algo sencillo, pero es muy complicado”
—¿Está ya aclimatado al calor agobiante de Paraguay?
—Al calor me cuesta acostumbrarme, pero llevo ya desde el día 27 aquí y ya me he puesto en órbita. Probamos el coche y todo va muy bien. Estoy sorprendido de lo bien que va aquí, a 100 metros de altura, aunque habrá que ver lo que pasa a 4.000. —¿Expectativas ante este Dakar? —Llevo ya muchos años con expectativas máximas. Lo que pasa es que ganar un Dakar parece fácil, pero no lo es. Es muy difícil y más este año con el gran número de favoritos que hay. —¿Llega Roma bien preparado? —Hemos trabajado al máximo, con el objetivo de vencer... pero se gana el 14 de enero. Hemos entrenado en altura, llevo veinte días durmiendo en una tienda con un motor sonando todo el rato… hemos hecho lo máximo, estamos contentos con el equipo y el coche, y salimos ilusionados, aunque luego ya veremos, pero el objetivo es llevarnos el touareg en Buenos Aires. —¿Contento con el coche? —Mucho. Estoy sorprendido desde el primer día que lo probé y ahora hay que ver qué pasa con la brida nueva porque nos faltan kilómetros con ella. —-¿La lucha va a ser entre Peugeot y Toyota?
—Mini estará ahí porque tienen un coche robusto y duro que conozco bien. Creo que la lucha será con los cuatro Peugeot, los Mini de Hirvonen y Terranova, y también mis compañeros. Sobre todo Al-Attiyah, que ha hecho un año muy bueno y es el que tiene más ritmo.
—¿Es raro pasar Nochevieja lejos de casa? —Llevo 22 años fuera de casa, por lo que esto es ya lo normal para mí. Cenamos con el equipo y tenemos más la cabeza en la carrera que en el cambio de año. Y seguiré así hasta que un día no esté nervioso antes de salir. Entonces será el momento de dejarlo. ■ Las campanadas en la Puerta del Sol, la bola de Times Square en Nueva York, el concierto de Viena... y el Dakar. Mientras la mayoría come, bebe y baila para celebrar el cambio de año, unos locos aventureros se preparan para dos intensas semanas de competición, la más dura del mundo. Es una tradición que viene desde 1979 cuando un visionario, el añorado Thierry Sabine, reuniera a un puñado de locos bajo la Torre Eiffel de París. Esta vez ha sido en Asunción, capital de Paraguay, el 29º país que visita la prueba. Una nación con menos de 8 millones de habitantes que se ha volcado.
Y aquí cada uno lo ha celebrado como ha podido. En mi caso, uvas en la intimidad a la hora española gracias a Internet, cena con los compañeros de la prensa española y de nuevo cambio de año en horario paraguayo en la azotea del hotel junto a Jordi Arcarons. Un mito del Dakar nos permitió compartir el momento junto a su equipo Yamaha, nos invitó a champán y compartimos el fabuloso espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el cielo de Asunción. Pero se acaba el artificio y hoy comienza el fuego real… adiós a los hoteles y el champán, paso a la temida tienda de campaña.
Sincero “El día que antes de salir no esté nervioso será el momento de dejarlo”