AS (Valladolid)

Si hay Messi, hay esperanza

Leo rescata a un Barça que se despedía de la Liga con un golazo en el 89’ ● Sansone adelantó al Villarreal ● A los de Luis Enrique no les salió nada

- SANTI GIMÉNEZ REPORTAJE GRÁFICO ALBERTO IRANZO, DAVID GONZÁLEZ Y ÁNGEL SÁNCHEZ

Un golazo de falta de Leo Messi salvó los muebles de un Barça gafado en el nuevo estadio de La Cerámica logrando un empate a uno en el minuto 89 que le deja con la Liga muy complicada, pero con esperanzas, porque de haber perdido el partido, las sensacione­s hubieran sido de absoluta frustració­n. Ahora, por lo menos, el Barça puede aferrarse a ese gol del que siempre acude al rescate. Mientras haya Messi, habrá opciones.

Hasta el tanto de Messi, al Barcelona le había salido mal todo ante el Villarreal y eso que en esta ocasión los de Luis Enrique salieron con el firme propósito desde un principio de provocar que pasaran cosas en el césped, dominando el juego del centro del campo y manteniend­o un alto ritmo de juego. Pero la falta de dominio en la áreas les pasó factura.

El Villarreal, en cambio, quiso jugarle de tú a tú al Barcelona, pero se vio superado por el fútbol barcelonis­ta. En cambio, los de Escribà fueron mucho mejores en las áreas. En la propia, donde sus centrales fueron el rompeolas ante el que se estrellaro­n una y otra vez los ataques del conjunto catalán, y en la ajena, donde Sansone convirtió en gol la única oportunida­d realmente clara de que dispusiero­n los locales. El Barcelona ponía el relato de la novela, pero era el Villarreal el que se encargaba de decidir cómo terminaba el cuento.

Barra libre. Lo probó de todas maneras el Barcelona, desde lejos, en combinació­n, desde el córner y si no llegó a probarlo de penalti fue porque de nuevo el colegiado del partido ignoró el que sería el penalti más claro del año si no fuera porque ese galardón está concedido desde hace tres días al que se pasó por alto en San Mamés de Etxeita a Neymar. Esta vez, fue una parada con la mano de Bruno Soriano a un disparo de Messi desde el suelo. Soriano, minutos después volvería a tocar la pelota con la mano en el área en una jugada que no fue señalada como tampoco lo fue una similar de Mascherano. Hubo ayer barra libre de manos en La Cerámica.

Todos los intentos del Barcelona por concretar en gol su dominio fueron en vano. Entre la excelente defensa del Villarreal, estupenda y solidaria en las ayudas, y la tendencia de los delanteros barcelonis­tas al barroquism­o cuando se acercaban al área, Asenjo pudo mantener su portería a cero. Cuando el Barça se decidía a chutar desde lejos, la cosa tampoco suponía un peligro inminente.

En cambio, el Villarreal sacó petróleo de una pérdida de balón de Digne en ataque para montar mediante Pato, excelente todo el partido, un contragolp­e que Sansone culminó ante Ter Stegen.

Con el partido muy cuesta arriba y la Liga yéndose por el sumidero a principios de enero, el Barça únicamente podía encomendar­se a Messi. Y Leo, no falló. Lo que sería este equipo sin el argentino da miedo pensarlo, pero mientras esté, es como el séptimo de caballería, aparece justo a tiempo. Apareció en Bilbao y lo hizo ayer.

Provocó el penalti de Soriano que el árbitro ignoró, a continuaci­ón, disparó al poste en la jugada siguiente, empezó a aparecer por el campo con esa mirada que parece indicar “este partido no se pierde” y finalmente, en el minuto 89 forzó una falta en la frontal del área. Puso la pelota, esperó a que se colocara la barrera y colocó un misil en la misma escuadra de Asenjo. Volvía a aparecer el salvador de un Barça, que esta vez, mereció mejor suerte.

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