AS (Valladolid)

Muguruza: blindaje físico para remontar el vuelo

“Nos concentram­os en las partes débiles de mi cuerpo”

- JESÚS MÍNGUEZ

Garbiñe Muguruza mira estos días las fotos que las agencias rebotaron de su debut en Brisbane y sonríe. Constata junto a miembros de su equipo que los músculos en tensión se marcan en su espigado cuerpo (1,82 m, más de 70 kg y un 43 de pie). Se ve más fuerte. Está más fuerte. Ni de lejos llega al nivel rocoso de Serena Williams, Angelique Kerber, Simona Halep o Dominika Cibulkova. Pero es señal de que el objetivo que se marcó en la pretempora­da que realizó en California se ha conseguido: blindar su físico.

“Garbiñe es muy precavida, porque en la adolescenc­ia se lesionaba mucho”, explica una persona de su entorno. Por eso, por precaución, se retiró en las semifinale­s del torneo oceánico frente a Cornet cuando sintió un pinchazo en el aductor de su pierna derecha. Las sesiones de recuperaci­ón con Alicia Cebrián, la fisioterap­euta que incorporó a su equipo en el pasado Roland Garros para viajar todas las semanas, han surtido efecto. Y lo han reducido a molestias. Estará lista para debutar esta madrugada (01:00) contra la neozelande­sa Marina Erakovic (109ª, 1-0).

En 2015 Muguruza llegó a la final de Wimbledon y en junio pasado ganó, con 22 años, Roland Garros, su primer Grand Slam. Pero luego el año se torció, entre molestias, una presión que la aplastó y vaivenes emocionale­s, entró en las WTA Finals apurada.

¿Qué había que mejorar? El físico. Y por eso desdeñó actos promociona­les en diciembre para aislarse con su técnico Sam Sumyk y su preparador físico, también francés, Laurent Lafitte. “Nos concentram­os mucho en las partes débiles de mi cuerpo para no caer lesionada y estar preparada”, confirmó ayer.

“Es muy importante que se sienta fuerte, y no lo estaba. Eso, mentalment­e, te ayuda a pelear”, incide su entrenador. Para ello, primero pasó por el quirófano para limpiar las calcificac­iones que le provocaban molestias en sus finos tobillos. Y aprovechó, ya que no podía realizar trabajo en pista, para trabajar con pesas y ganar potencia en el tren superior. Sus saques deben ser más letales. Con los tobillos ya en orden, se dedicaron a potenciar la movilidad lateral. Sus rivales habían detectado que abriendo la pista y llevándola de lado a lado, con la insegurida­d que arrastraba en los apoyos, era presa más fácil.

Muguruza ha llegado a Melbourne más centrada. “Su temperamen­to es el que es y le hace también ser quien es, pero se ha dado cuenta de que tiene que tranquiliz­arse”, explican en su equipo. “Quiero mantener el nivel que conseguí en Roland Garros”, expresa ella. Ese que le disparó a lo más alto. Parece lista.

Retoques ‘Limpió’ sus finos tobillos en el quirófano y potenció el tren superior

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