AS (Valladolid)

El Valencia toma aire

Los de Voro superaron por fútbol a los de Quique

- CONRADO VALLE

Mestalla celebró la victoria como un beso en la adolescenc­ia. Con Voro, de profesión ‘apagafuego­s’, el Valencia firmó la cuarta de la temporada, la tercera con él en el banquillo. Desde octubre no sumaba tres puntos de golpe en su casillero. Desde septiembre no lo hacía en casa. Todo un respiro para el equipo. Todo un alivio para Lim y compañía. La logró por jugar mejor que el Espanyol, aunque con sufrimient­o por un gol tardío de David López que metió a los de Quique en un partido del que nunca se salieron, si bien, tampoco entraron de lleno.

Al Valencia se le veía que quería. Triangulab­a, combinaba, la buscaba. No era fácil. Si algo tiene el Espanyol de Quique es que huecos deja pocos. Mestalla lo entendía y no se impacientó. Al contrario. Pero los de Voro fueron encontrand­o vías, sobre todo por el carril de Gayà y Nani. Y tocando y tocando fue como llegó el gol de Montoya. Él robó el balón. Hizo pared con Mina. Se la cedió a Parejo. Éste abrió a Nani. Centro raso del portugués hacia el área pequeña y ahí, de nuevo, apareció Montoya. Precisa jugada. Precioso gol.

Le tocaba al Espanyol proponer y ya no sólo esperar. Eso es algo que le cuesta más. Ahí Quique se acordaría de sus bajas. En toda la primera mitad, sólo un disparo de Álvaro entre los tres palos. Enzo taponó bien a Jurado y también a Salva Sevilla y entre Parejo y Carlos Soler la pelota seguía siendo blanquineg­ra. La movilidad de Nani ayudaba a ese juego combinativ­o. Carlos Soler se ha hecho con la titularida­d en el Valencia sin el ruido de un traspaso ni tan siquiera tatuajes ni pelo tintado. Por fútbol. El suyo. El canterano suma, por eso juega.

El Valencia tenía el partido controlado pero no resuelto. El Espanyol jugaba con eso. A que se le hiciera largo. A que pasaran los minutos y a los blanquineg­ros les entraran miedos. Pero a Diego Alves ni le saludaban. Sánchez Martínez contribuyó a que el Valencia diera muestras de no sentirse cómodo, enseñando cuatro amarillas consecutiv­as a Soler, Parejo, Gayà y Munir. La atención entonces de la grada giró entorno al colegiado.

Voro entendió que era el momento de hacer algo. Quique también. Cancelo entró por un cansado Munir y Reyes al campo a ver si cazaba alguna. Pero el que le echó el lazo fue Santi Mina. O más bien Parejo, aunque Sánchez Martínez dio por buena la parada de Diego López tras un saque de falta directo de Parejo (aunque el balón posiblemen­te entró) y en el rechace marcó el gallego.

El Valencia creía tener la mañana resuelta. Incluso parecía que con Voro iba a conseguir lo que desde hacía 24 partidos no lograba: dejar su portería a cero. Pero no. Van ya 25. Mestalla está abonada al sufrimient­o y en una acción aislada David López, tras paradón de Diego Alves a remate de Gerard Moreno, puso incertidum­bre a los minutos finales, más cuando al Valencia lo de la Zona Cesarini le lleva este año por la calle de la amargura. Pero no hubo lugar al empate.

Superado El juego combinativ­o del Valencia desnudó el entramado blanquiazu­l

Lunar El único pero a los de Voro es que no dejaron su portería a cero

 ??  ?? DESDE OCTUBRE. El Valencia llevaba nueve jornadas sin lograr la victoria, la última fue en El Molinón, en el debut de Prandelli.
DESDE OCTUBRE. El Valencia llevaba nueve jornadas sin lograr la victoria, la última fue en El Molinón, en el debut de Prandelli.
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