AS (Valladolid)

Abandonó A Madroa haciendo el signo de la victoria

- LA INTRAHISTO­RIA —C. GARRIDO

■ En el que debía ser su día más triste en Vigo, Orellana lució su más amplia sonrisa. Tras entrenarse en solitario en el gimnasio, se dirigió al párking de las instalacio­nes deportivas de A Madroa visiblemen­te sonriente, se fotografió con los aficionado­s y se asentó en el coche de quien le fue a buscar, pues está sin licencia para conducir debido a un imprudente exceso de velocidad por el centro de la ciudad. Ubicado en el puesto de copiloto, sonrió sin contemplac­iones a las cámaras que le enfocaban e incluso posó haciendo el signo de la victoria. Y quizás ese gesto tenga un sentido más profundo. Orellana entiende el mercado de otra forma. El futbolista manda y juega donde quiere. Para él las cláusulas no existen, siempre se puede forzar una salida con algún acto de rebeldía. Quizás por eso le hirió en su orgullo que el club rechazara una oferta del Valencia por expresa petición de Berizzo.Y ahí comenzó la batalla personal con el técnico. La relación lleva muchas semanas resquebraj­ada, pero hace unos días vivió su momento culmen cuando, en mitad de una bronca, Orellana hirió al Toto recordándo­le un tema personal del pasado. Y el argentino dijo basta. Ahí se acabó el presente de Orellana de celeste. Ya es historia, pero él sigue sonriendo. Como si hubiese ganado la guerra.

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