Tambores hostiles amenazan al Barça
Anoeta, picado por la fecha y la festividad, es gafe para los blaugrana, que viajan avisados
De un tiempo a esta parte, la visita del Barcelona a Anoeta se está convirtiendo en un tormento para los catalanes, que llevan años sin saber cómo meter mano en el feudo donostiarra. Tiene el dudoso honor el Barcelona más reciente de acumular el registro de fracasos más variopintos posibles en el estadio realista. El Barça ha tropezado en Anoeta agotando todas las opciones del catálogo: jugando mejor, jugando peor, dejándose remontar, recibiendo un gol en el primer minuto, adelantándose por 0-2, ha claudicado ante técnicos amigos y ante otros más hostiles, ha encajado de jugadores consagrados o por parte de noveles e incluso patinó a pesar de la ayuda del colegiado, como en la última visita liguera al estadio donostiarra.
Si a esas circunstancias le añadimos el enfado realista por la hora del partido (tienen los guipuzcoanos 52 horas menos de descanso que los culés) y la coincidencia con la Tamborrada, eso quiere decir que al Barça le amenaza, además de la calidad de los de Eusebio, la ira de una afición que se ve agraviada por parte de la burocracia futbolística.
Sin reservar. Ante esta circunstancia y llegando escaldado de anteriores visitas, Luis Enrique es absolutamente consciente de que en Anoeta no se puede reservar efectivos. En la eliminatoria de octavos ante el Athletic ya dejó claro el entrenador asturiano que la Copa le importa mucho y que va a por ella con todo.
De entrada, el técnico culé ya rotó en el último partido de Liga para que Iniesta, Piqué, Sergi Roberto y Neymar llegaran descansados al desafío de conquistar Anoeta de una vez por todas a pesar de los tambores que retumbarán en contra. Que serán muchos.