Hay vida en Soria después del fútbol
Cinco exjugadores que se quedaron en la ciudad cuentan su experiencia
Lo normal es que un futbolista quiera seguir vinculado con este deporte una vez que termine su carrera profesional, pero no siempre es así, bien por decisión propia, bien por la propia vida. AS reunió a cinco exfutbolistas del Numancia en distintas temporadas para hablar sobre su día a día fuera del fútbol. Algunos años después de haber colgado las botas, otro como es el caso de Javier del Pino, apenas unos días. “Desde un principio me encontré un lugar ideal para el ritmo de vida que a mí me gustaba, mis hijos son sorianos, mi mujer encontró trabajo y nos aclimatamos a la ciudad, hasta el final no supe que seguiría vinculado al club, pero tenía claro que me quedaba a vivir en Soria”, dijo el actual responsable de marketing del club, una rama de la comunicación que descubrió estudiando la carrera y para la cual se ha formado aún más: “Me especialicé en un máster en gestión deportiva y se me ofreció la posibilidad de continuar”.
Del Pino, junto con Román López, José María Plaza, Octavio Viñals y Álvaro Núñez, son historia viva de un club con 71 años, además de estar unidos por residir en Soria. “Vine por tres años y han pasado casi 18, te va gustando la ciudad, te sientes cómodo, te tratan bien, tengo mi taxi y soy medio soriano, te sientes querido y es de agradecer”, indicó el portero Álvaro Núñez, quien compartió vestuario con Octavio y Del Pino, y que incluso llegó a disputar una Copa América con Uruguay.
El soriano del grupo, Román López, militó en dos etapas distintas en el Numancia, y junto a Plaza, formó parte de un equipo antológico en los años 80: “Si me dicen en aquella época que el Numancia iba a estar en Primera por méritos propios y en varias ocasiones, no me lo creo”. Román tras el fútbol en el Numancia, Mirandés, Almazán y Zaragoza volvió y se dedicó a la correduría de seguros en Caja Duero y a su familia, mujer y dos hijas, y ahora por ley de vida a sus nietos, si bien no niega que le gustaría verlos disfrutando del fútbol: “Los nietos que hagan lo que quieran, aunque si me gustaría que disfrutaran de este deporte”.
Una espina. Un castellonense como Octavio Viñals llegó a la ciudad hace 25 años. Hoy es responsable de marcas deportivas e instalaciones, por lo que sigue en el mundo del deporte, reconociendo que haber sido profesional te abre determinadas puertas, aunque la espina es que sus hijas no han podido verle como profesional: “El año que dejé el Numancia, hace 12 años, fue cuando nació mi primera hija, desde entonces hablan de Octavio, pero ellas no me han visto en activo”. Preguntado si le gustaría haber seguido en el Numancia, Octavio es contundente “uno se siente futbolista toda la vida, sí me hubiese gustado, pero teniendo la idea de residir en Soria la única opción es el Numancia para vivir de ello, me desvinculé del Numancia por lo que me desvinculé del fútbol”.
José María Plaza, natural de Ciudad Rodrigo, llegó por sus padres, destinados por trabajo a Soria y años después él fue quien se quedó por su pasión, el fútbol: “Era fútbol, estudios, trabajo, un conglomerado de muchas cosas, había profesionales, pero éramos la mayoría gente con jornada laboral de 8 a 14, luego academia para las oposiciones y por la tarde a entrenar”. Lleva años siendo el responsable de diseño, ventas y coordinación de cocinas de Grupo Blázquez, y si algo tiene claro es que no quiere saber nada de algo profesional vinculado con el fútbol. Su hijo, Alberto Plaza, milita en la Arandina y sobre la posibilidad de representarle niega rotundamente vincularse de esa manera a nivel profesional: “Siempre he querido vivir al margen del fútbol, no quiero, que cada uno tome su decisión para bien o para mal”, sentenció. Vinieron a Soria a jugar al fútbol y Soria les dio una vida.