Cargos contra Sampaoli
El torrente de conclusiones por la eliminación del Sevilla en la terminal del aeropuerto de East Midlands era triste. Sobre Nasri cayó el peso de la frustración de la gente. Su autoexpulsión. Pero el hombre del día era Sampaoli. Nadie se explica alguna de las cosas que pasaron en Leicester. Que Rami tirase una falta directa, que nadie supiese quién lanzaría el penalti hasta que lo desperdició Nzonzi. Que Jovetic fuese suplente. Que el equipo haya caído en resistencia física y agilidad mental o que haya perdido todas las eliminatorias que ha jugado este año (las dos Supercopas, los octavos de Copa y lo del martes).
Sampaoli, ese es su gran mérito, removió el Sevilla. Se temió que la ausencia de Emery generase un vacío imposible y Sampaoli ha sido una ilusión. Por su discurso y sus planteamientos atrevidos y agresivos. Por no tener miedo en ilusionarse e ilusionar a la afición con que lo máximo era posible. Una caída como la de Leicester, con Monchi envuelto entre lágrimas y la afición decaída, no es el momento para sacar conclusiones. Pero es ahora cuando se ve a los entrenadores con jerarquía. Sampaoli sigue firmando a estas alturas la mejor puntuación de la historia del Sevilla en LaLiga. Su reto es levantar al equipo después de la noche más triste del sevillismo en años. Y empieza pronto: en el Calderón.