AS (Valladolid)

Karim y ‘Case’, tópicos inversos

El Madrid superó una prueba crucial gracias al extraordin­ario partido de ambos El brasileño es un estudioso del juego

- SANTIAGO SEGUROLA

Benzema Fue el mejor medio, el mejor delantero, el mejor extremo... Casemiro Es dignísimo sucesor de genios defensivos como Mauro Silva

Dos jugadores de caracterís­ticas opuestas, Benzema y Casemiro, se erigieron en los mejores del Real Madrid en San Mamés. La importanci­a de ambos es incuestion­able, pero no logran despejar los prejuicios que pesan sobre ellos.

El Madrid pasó página en

San Mamés a un partido que se antojaba crucial en la recta decisiva de la Liga. Salió de Bilbao con una victoria sufrida, como era habitual en el viejo San Mamés y parece que en el nuevo. El Athletic le exigió atención y energía durante todo el encuentro, que fue más interesant­e por el vigor que por la calidad estética. Se vieron detalles magníficos, pero el duelo invitó al esfuerzo, a la fricción y al desgaste. Desde esa perspectiv­a, el partido tuvo el aire clásico que tanto se aprecia en San Mamés. Desde el estricto rendimient­o, el Madrid destacó por su solidarida­d, coronada por la soberbia actuación de Benzema y Casemiro.

Son dos jugadores sobre los que pesa un tópico inverso. A Benzema se le reconoce su clase y se le suele reprochar su actitud. Unos le consideran frío. Otros, indolente. Lleva esas etiquetas desde que llegó al Madrid, y no hay manera de disuadir a sus críticos, que siempre han preferido al delantero alternativ­o: Higuaín y Morata, fundamenta­lmente. Mourinho hizo todo por desprestig­iarle cuando le calificó de gato en un mundo de sabuesos y ordenó el fichaje de

Adebayor, que no fue gato, ni sabueso, ni ná.

Desde entonces, Benzema ha sido un jugador importantí­simo en el Madrid, pero incapaz de despejar los prejuicios que le acompañan. Sus goles, que han sido muchos, suelen pasar inadvertid­os, al contrario que sus peleadas rachas con el gol, publicitad­as inmediatam­ente. Benzema no logra escapar a su molesto destino. Sus mejores actuacione­s, y esta temporada ha bordado algunas, apenas le conceden crédito. Vuelve a la condición de sospechoso inmediatam­ente.

Exhibición. El francés ofreció un recital grandioso en la primera parte. Fue el mejor centrocamp­ista, el mejor delantero, el mejor extremo y uno de los más abnegados en el esfuerzo. No era un partido cualquiera. El Athletic presionó, insistió y exigió la respuesta del Madrid, que estuvo a la altura de la ocasión. En San Mamés no se distrajo, como le ocurre tantas veces. No hizo, ni mucho menos, el partido del siglo, pero reaccionó con orgullo y poderío a sus tambaleant­es primeros minutos. El principal factor de la reacción fue Benzema, indetectab­le para la defensa del Athletic, con el valor añadido del verdadero coraje, el que se demuestra con jugadas de categoría y no poniendo cara de velocidad.

Si el delantero francés difícilmen­te evitará el topicazo de pecho frío, sobre Casemiro pesa la etiqueta de tronco con gran importanci­a defensiva.

La segunda considerac­ión es cierta. Casemiro es el dignísimo sucesor de genios defensivos como Mauro Silva. El centrocamp­ista brasileño recogió en la segunda parte el testigo de Benzema y se convirtió en un jugador ubicuo. Estuvo en todas partes y a todas llegó puntual, a su debido tiempo. Ganó todas las batallas en las que participó. Ayudó a todos los jugadores del Real Madrid que atravesaro­n por malos momentos, aunque eso significar­a acudir al costado izquierdo para sofocar los incendios de Williams que Marcelo y Bale no lograban apagar.

Se sintió tan feliz en el combate que su importanci­a creció minuto a minuto. Por si acaso, marcó el gol de la victoria, una de esas pocas veces que la justicia reconoce instantáne­amente al mejor jugador del partido. Su partido fue un monumento a la generosida­d, el despliegue y la inteligenc­ia, pero esas cosas se dan por hechas en Casemiro. Por desgracia, no le sirve para desacredit­ar a los que le minusvalor­an. Se equivocan. Casemiro no es Kroos, ni Modric (casi nadie es Kroos o Modric), pero rara vez pierde la pelota, es sencillo y eficaz en el pase, desplaza en largo de maravilla y no complica la vida a nadie. Todo eso y algo más. Casemiro es un estudioso del juego. Aprende muy rápido.

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