El primer experimento de Adams no dio resultado

Cuatro centrales y 11 extranjeros de 11 países diferentes

EI debut de Tony Adams en el Granada podía haber supuesto un punto positivo tanto para el equipo como para el protagonista, que el domingo tenía muchos focos sobre su cabeza, tanto del fútbol español como del panorama mediático inglés, donde la leyenda del Arsenal de los 90 sigue siendo un personaje importante y al que ayer dedicaron titulares poco positivos. Su casi nulo bagaje como técnico y sus peculiares formas generaban poca confianza en la afición, pero sí cierta expectación. La puesta en escena no pudo ser más desastrosa. El experimento no dio resultado.

Adams pasó a los anales como el primer entrenador en la historia de LaLiga que alineó a 11 jugadores de 11 nacionalidades distintas (diferentes a la suya), no siendo ninguno español. Este llamativo dato sería lo de menos si el desempeño de los futbolistas y los conocimientos tácticos y del fútbol español demostrados por el técnico no hubieran quedado tan crudamente al descubierto.

De inicio dejó fuera a dos de sus jugadores con más talento, Carcela y Boga, y apostó por el clásico sistema inglés, un 4-4-2 algo primitivo que estuvo formado por cuatro centrales (sin laterales especialistas) y otros tantos mediocentros (sin volantes especialistas). En el caso del lateral diestro, es comprensible que jugara Vezo ante la ausencia de Foulquier y Cuenca. En cambio, en la izquierda alineó a Gastón Silva, que siempre ha sido central en el Granada, pese a que con Uruguay sí juega ahí habitualmente. A su disposición tenía a tres especialistas: Tabanou, Estupiñán y, sobre todo, Héctor, uno de los pocos que se salva en los últimos meses.

Para colmo, sobre el rival demostró un nulo conocimiento. El Celta suele sufrir cuando recibe presión adelantada, pero en Granada jugó a su antojo. Todos en Los Cármenes lo vieron desde el principio. Todos menos Tony Adams.