Landa toma Piancavallo y Nairo puede con Dumoulin
El alavés al fin ganó y la general quedó en un pañuelo
Mikel Landa cruzó la meta de Piancavallo emocionado. Los índices al cielo, dedicó la victoria a Michele Scarponi. Pero no rompió a llorar hasta que se abrazó con sus padres, Pablo y Conchi, en la zona vip del podio. “¡Qué cojones tienes! ¡Vaya manera de darle la vuelta a la carrera!”, decía el aita entre sollozos. Después de que la moto de un policía acabara con sus aspiraciones en la general, después de pensar en el abandono, después de terminar segundo en las etapas del Mortirolo y el Stelvio y en la de los Dolomitas… Landa se resarció y disfrutó. “¡La que he liado!”, le gritó a Andoni Sánchez, confidente y masajista. Se trata de su tercera muesca en la Corsa Rosa, tras las dos de 2015 (edición en la que subió al cajón como tercero), y la primera de 2017.
Y mientras Landa lograba el tercer triunfo español (los tres de vascos: un guipuzcoano, Gorka Izagirre; un vizcaíno, Omar Fraile; y un alavés) al gestionar de manera magistral la escapada, Tom Dumoulin cedía la maglia rosa a Nairo Quintana. Vincenzo Nibali avisó al neerlandés en Pontives: “El karma existe, mucho cuidado”. Y Dumoulin, que había deseado a sus rivales que perdieran el podio de Milán por su forma rácana de correr, sufrió dos duros golpes el mismo día: primero le descolgaron en un despiste, cuando marchaba rezagado en la bajada de Cima Sappada, y después le remataron en la ascensión a Piancavallo. “Intolerable para alguien que pretende conquistar una grande”, asumió.
Con los ataques de Thibaut Pinot, Ilnur Zakarin y Domenico Pozzovivo en los kilómetros finales de la subida, los seis primeros del Giro 100 se encuentran en minuto y medio de diferencia. La histórica edición parece que contará con un desenlace apoteósico. Faltan dos jornadas: hoy, una doble dificultad montañosa con Grappa y Foza; mañana, la contrarreloj de 29,3 kilómetros de Milán. Con la desventaja actual, Dumoulin figura todavía como el favorito número uno a ganar gracias a la crono. Sin embargo, la sensación de solidez transmitida en Etna, Blockhaus, Oropa o Dolomitas se esfumó camino de Piancavallo: “Mis compañeros me salvaron el culo”.
Ofensiva. A Nairo, a Nibali, a Pinot, a Zakarin y a Pozzovivo no les queda otra que pasar a la ofensiva. Esta tarde, Monte Grappa (24,2 km al 5,3%) y Foza (14 km al 6,7%) ofrecen posibilidades suficientes para jugar de lejos y probar cosas.
“No esperaré al último puerto”, avanzó Nibali. “Iremos a full gas”, advirtió amenazante Quintana. “Creo que ha llegado mi hora”, deslizó Pinot. “No me rindo”, concluyó Dumoulin. La pelea no puede estar más atractiva. Que empiece el espectáculo.