Viajes diarios Valencia-Madrid en Auto-Res para sacarse el título

El fútbol forma parte de la vida del entrenador del Atleti B, Óscar Fernández (Valencia, 1974) desde antes de nacer. Su madre de parto y su padre que va a la vieja Paterna con un balón: lo firmó

Valdez. El niño tenía nombre. Se llamaría como el delantero del Valencia, Óscar Rubén.

Su destino quedaba escrito.

Como jugador llegó a la cantera del Levante pero fue sobre el cemento agrietado del instituto El Clot donde entrenó por primera vez y su vida giró a los banquillos. El título lo sacó cuando aún era también profesor de Educación Física. A las 08:00 en el colegio para las clases, a las 15:00, el Auto-Res a Madrid, la FEF y a las 23:00 la vuelta. Llegaba a Valencia a las 04:00. Se levantaba de nuevo a las 08:00. Así cada día, de lunes a viernes. Y con una sonrisa. Si de padre le viene el nombre, eso es de su madre. Siempre la lleva encima.

Entrenador del primer equipo del Valencia entre

Quique y Koeman (dirigía a su filial), pasó por Grecia y

Aspire en Qatar antes de llegar a Madrid para entrenar al

Juvenil del Atleti: hace un año ganó Liga y Copa. Éste, al primer intento, hizo campeón y ascendió a Segunda B al filial. Tranquilo, cercano y muy de su gente, desayuna cada día en el Santinno (en el Cerro) leyendo Prensa en papel. El domingo, cuando sus chicos le manteaban, una mirada al cielo, allá donde tiene ese ángel que le protege, su hermano, y otra al móvil: estaba deseando pisar suelo para llamar a su hijo, Rubén. Ocho años, lector voraz y su compañero siempre en los partidos cuando está en Valencia. Y también culpable para que, cada día libre, Óscar corra a la estación para otro Madrid-Valencia, aunque ahora sea la del AVE y ya no la del Auto-Res. —P. CAZÓN