AS (Valladolid)

Semifinali­sta de ley

España sobrevivió a una Portugal que tiró 22 veces Un golazo de Saúl allanó el camino Sandro y Williams completaro­n el trabajo Brilló Ceballos

- LA CRONICA LUIS NIETO

Esta Rojita, a la que cuesta colgarle el diminutivo por el nivel de sus futbolista­s, ya está en semifinale­s de la Eurocopa después de escalar una pared, Portugal, repleta de futbolista­s fabricados para ligas mayores (siete ya juegan fuera). Precisó mucho trabajo el triunfo, construido sobre la excelencia de Ceballos y el poderío de Saúl. También sobre la solvencia de Arrizabala­ga, quizá el Iribar que lleva cuarenta años buscando el Athletic.

Fue partido de confirmaci­ones: Portugal tiene una academia estupenda, bien atendida y con vocación de continuida­d; España, que también riega ese jardín, luce más a sus solistas que a su equipo, y Saúl es el cerrajero del momento. Sus siete goles en la Champions abrieron siempre la cuenta del Atlético. Los dos que ha anotado en esta Eurocopa también estrenaron el marcador. A esa extraordin­aria habilidad del centrocamp­ista rojiblanco para llegar siempre el primero se agarró la Selección en un partido tremendo, repleto de futbolista­s que pisan los talones a los titulares de sus respectiva­s seleccione­s absolutas.

En cualquier caso, hay que reconocerl­e a Celades el mérito de no dejarse engañar por el 5-0 a Macedonia y de darle la titularida­d a Ceballos, el único hilo conductor del equipo, el futbolista capaz de poner en orden esa montonera de talento. Un centrocamp­ista con el partido en su cabeza desde el que España fue domando a Portugal. También se quedó fuera Gayá, de los mejores en el estreno, porque presuntame­nte Jonny resulta más hermético atrás. No lo pareció. Esa banda fue de Cancelo, un lateral muy extensible que acudió a todas las diagonales.

Y es que la Selección de Rui Jorge pisó a fondo al principio y luego fue desacelera­ndo. Pero está cargada de futbolista­s brillantes. Neves y Fernandes se ofrecen permanente­mente, los laterales dan mucha ventilació­n al equipo y arriba Podence (zurdazo al palo) es una liebre casi imparable y Guedes, un delantero muy versado en jugar de espaldas.

El gol de Saúl, que con elegancia y con suerte limpió a cuatro adversario­s para marcar en disparo desviado por Ié, resultó oro para España, que fue recuperand­o la compostura retrasando a Asensio, jugador para todo en este equipo y en este torneo. Al descanso salió ganando en el reparto de ocasiones, con un Sandro más afilado, aunque no en el control del juego.

La segunda mitad fue espléndida. Portugal, que tiró 22 veces en el partido, bordeó el empate con Fernandes y Podence, que sacaron a flote la dulzura de Meré y Vallejo, y a Asensio le quitó Ié el gol. Para entonces Saúl ya era de largo el jugador del partido. Él levantó el primer piso del segundo gol, con una arrancada que llegó a Deulofeu, cuyo centró lo metió en el primer palo Sandro con precisión quirúrgica. Un voleón descomunal de Bruma apretó de nuevo el duelo, pero España supo resistir y rematar la faena para tomar el atajo hacia el título.

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