AS (Valladolid)

Sprint en 6 milímetros

La foto-finish dio ganador a Kittel sobre Boasson Hoy, montaña

- JUAN GUTIÉRREZ

La incertidum­bre se alargó durante un breve rato que se convirtió en una eternidad. Los jueces estudiaban la foto-finish. Como hubiera escrito el difunto periodista Felipe Recuero, era “una llegada más apretada que las tuercas de un submarino”. En las imágenes de televisión resultaba difícil apreciar quién había ganado. Cuestión de milímetros. En concreto, de 6 milímetros o 3 diezmilési­mas (0,0003 segundos). Parecía que el noruego Boasson Hagen se había colado en la fiesta de los velocistas puros. Sólo lo parecía. Por megafonía se anunció el vencedor: ¡Marcel Kittel! Y el alemán marcó un tres con su mano derecha. El último golpe de riñón le había dado su tercera victoria en el actual Tour de Francia, segunda consecutiv­a. Kittel se cruzó en el podio con Froome, que se mantiene de amarillo en la víspera de un fin de semana de montaña. Los sprinters dejan paso. Tiempo para los gallos.

No pasó nada más en la etapa. Aunque pudo ocurrir. Hubo la clásica fuga, con un cuarteto formado por Mori, Gene, Van Baarle y Bouet. No eran hombres peligrosos para la clasificac­ión, sólo aventurero­s, jornaleros de la bicicleta. Pero a falta de 50 kilómetros, los principale­s equipos tomaron la cabeza con sus líderes. El Sky de Froome, el Movistar de Nairo, el BMC de Porte, el Trek de Contador… Soplaba el viento lateral por los viñedos de la Borgoña. Hubo nervios, tensión… Las orejas tiesas.

Pero al final no pasó nada. El pelotón llegó en grupo a Nuits Saint Georges, patria de algunos de los vinos más reconocido­s del mundo: Romanée-Conti, La Tâche… Y también de aquella botella que aparecía en una novela de Julio Verne, ‘De la Tierra a la Luna’, que inspiró que la misión Apolo XV bautizara un cráter como St. Georges. En la Tierra esprintó Boasson Hagen, que había heredado los galones de su malparado líder Cavendish. Pero quien subió a la Luna fue Kittel, la 12ª vez en el Tour.

El repertorio.

Hoy no se subirá a la Luna, sino a la montaña. Estas dos etapas llanas del jueves y de ayer han sido el puente que han enlazado la exhibición de Fabio Aru en los Vosgos, con los Montes del Jura. El Tour enseña en esta edición su repertorio de macizos y cordillera­s, que se completará­n con los Alpes, los Pirineos y el Central. Y también una manera diferente de enfrentars­e a ellas: no sólo con llegadas en alto. Dos imágenes del año pasado han invitado a la organizaci­ón a probar otras fórmulas. Una: el descenso de Froome en el Peyresourd­e, con aquel postureo aerodinámi­co que le vistió con el maillot amarillo. Y dos: el ataque de Romain Bardet en la bajada del Bissane junto a su compañero Mickael Cherel, a 90 kilómetros por hora, que le colocó segundo en el podio de los Campos Elíseos. Fueron dos etapas decisivas. Y no se resolviero­n hacia arriba.

Este fin de semana vuelve la montaña. Los sprinters se subirán al autobús. Es el momento de los aspirantes: Aru, Froome, Porte… Y ya veremos si también de los titubeante­s Contador y Quintana. Mañana, ya en los Alpes, se celebrará la primera etapa con ese nuevo sello, con la meta situada en Chambéry a 26 kilómetros de la coronación del exigente Mont du Chat (8,7 km al 10,3%). Pero antes, hoy, el pelotón calentará piernas en el Jura. Se llega a la estación de Rousses, tras un ondulado trayecto de 12 km después de la cima de la Combe. Otra variante del repertorio.

 ??  ?? AGRUPADOS. El pelotón afrontó otra larga etapa de 213 km con calor y algo de viento que al final se decidió en una ajustadísi­ma llegada al sprint.
AGRUPADOS. El pelotón afrontó otra larga etapa de 213 km con calor y algo de viento que al final se decidió en una ajustadísi­ma llegada al sprint.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain