La cantera merece honestidad
Ya estamos con la primera polémica de cada verano. Me refiero a ese tradicional debate sobre la cantera. Es habitual que los chavales que se entrenan en las pretemporadas con el primer equipo destaquen. Llegan nuevos, ven ante sí la oportunidad de sus vidas, los ya veteranos o consagrados se lo toman con más tranquilidad y eso hace que todos los canteranos parezca que van como aviones. Acuérdense, por ejemplo, de Zambrano el verano pasado o de Quique y Kike López. Ambos fueron los máximos goleadores en varias estadías, pero luego... Faltó valentía. Los entrenadores, por norma general, no son valientes en este aspecto. No quieren revolución en el vestuario y van a la, supuestamente, apuesta segura. No todos los canteranos valen para jugar en Segunda, pero más de los que suelen formar parte del equipo en la temporada, sí.
Así que, usando un refrán del presidente Suárez: entre el parar y el correr está el andar. No deben ser titulares indiscutibles por decreto, no deben volver al equipo B o salir cedidos como norma. Esta temporada, también, los chicos del filial se han ganado la oportunidad de demostrar que ya están preparados para jugar y que Anuar lo puede hacer, al menos tan bien, como Sulayman, por ejemplo. Ya toca ser honestos con los jugadores del filial.