El banquero que ejerce en la Guipuzcoana desde 1987
■ Treinta años llevaba como presidente de la Federación Guipuzcoana de Fútbol Juan Luis Larrea hasta que tuvo que dejar el cargo para viajar a Madrid a presidir la RFEF por la inhabilitación de su amigo Villar. El banquero donostiarra, jubilado desde enero de este año, es el jefe del fútbol guipuzcoano desde 1987, después de la reelección lograda hace un año, cuando no tuvo ninguna oposición y continuó con la firme intención de organizar los actos del centenario de una federación provincial con la que ha estado vinculado casi la mitad de su vida, porque antes de ser presidente fue directivo durante unos cuantos años.
Su momento más delicado fue cuando tuvo la oposición del malogrado expresidente del Eibar, Jaime Barriuso, que se presentó a las elecciones de 2012 (falleció a finales de ese año) y perdió algunos de los apoyos principales que había tenido hasta entonces, como el del Real Unión y la propia entidad armera, aunque le han vuelto a apoyar, hasta el punto de que Alex
Aranzabal, presidente del Eibar hasta el año pasado, aparece como asesor de una junta directiva en la que también figura el vicepresidente de la Real Sociedad, Mikel Ubarretxena, y un histórico del club txuri-urdin e internacional como Agustín Aranzabal. De su mano, el fútbol guipuzcoano ha sufrido una transformación importante hacia la modernización, hoy todos los campos de la provincia son de hierba artificial.
En la FEF, como su tesorero, es el encargado de llevar las cuentas y, además, es uno de los delegados de la Selección, razón por la que ha hecho con Villar y compañía (Uranga y Cortés) casi todos los viajes de la era moderna para elegir los lugares donde se iba a hospedar La Roja.
Es padre del jugador de fútbol Gorka Larrea, actualmente en el Indy Eleven de la NASL de Estados Unidos, y que llegó a jugar en Primera con la Real y el Levante. Amigo del exseleccionador nacional, Javier Clemente; y del que fuera su representante, Miguel Santos, ha seguido muy de cerca el proceso de Ángel María Villar, manteniendo reuniones en San Sebastián para intentar llegar a una solución.