Made in Rubén de la Barrera
Esta Segunda División habitualmente anodina en lo futbolístico, de partidos cerrados y poco propicia a las alegrías está de enhorabuena con la llegada de la Cultural. No hay un equipo más divertido de ver y lleva el sello de un entrenador como la copa de un pino. Rubén de la Barrera es arte y parte de esta particular propuesta con jugadores reconvertidos, pocos defensas y la pelota como herramienta. En algunos rincones de Valladolid escuece su progresión, incluso su apariencia. No se puede ser más mediocre. El éxito del técnico está en su cabeza, en su valentía y en la capacidad para seducir con un libreto fresco cada vez con más peso.
Así convenció a Josep Señé para dar un paso atrás en su carrera y el resultado salta a la vista. El catalán es el cerebro que semejante plan necesita. Y no tenía mal ojo cuando estrechó el cerco sobre Hervías, que dejó “tirada” a la Cultural para acabar en Zorrilla. Le faltó más apoyo del club para repescar a Toni Villa. Cada encuentro depara nuevas sorpresas, cambios en su formación, pero lo mejor con De la Barrera está por llegar, aún a riesgo de llevarse una goleada cualquiera de estas jornadas. La Cultural y su gente vive feliz al borde de un ataque de nervios, aunque no todos los corazones lo soporten. El de un hincha no resistió. Este derbi ya inolvidable merecía otro final. Descanse en paz.