Rusia, en semifinales tras un partido agónico
Shved (26) se impuso a la Grecia de Calathes (25)
Grecia y Rusia jugaron un choque de otra época, con rotaciones cortísimas y anotación baja. El partido viajó hacia un final agónico, con los equipos agotados y sin ideas. Todo se desarrolló desde la emotividad y se resolvió a favor de los rusos. Una canasta de Khvostov tras un triple fallado por Sloukas con 66-68 dio el respiro final a los de Bazarevich, que estarán en semifinales mañana.
Los helenos dominaron la primera mitad con facilidad. Con Shved extrañamente errático (cuatro pérdidas de balón y dos faltas) y fuera del encuentro, Grecia controló el tiempo del partido por la pausa de Calathes y la maestría de Sloukas. Mientras que Printezis fue un martillo pilón. Corrió con inteligencia las transiciones y se manejó con destreza en el poste bajo. Pocos jugadores optimizan tan bien sus condiciones. Los de Missas tuvieron una ventaja de hasta 13 puntos (35-22) que Rusia contuvo gracias a Mozgov (11 puntos al descanso), que aprovechó la debilidad de Bourousis. Grecia, llevada por su fiel hinchada, pasó del 37-31 al descanso a un 47-36 preocupante para Rusia. Para entonces, sin embargo, Shved ya había comparecido en la pista. Un parcial de 6-19 puso a Rusia por primera vez por delante en muchos minutos a 9:19 del final (53-55).
Último acto. A Grecia se le había acabado el oxígeno por entonces. Sin más recursos de calidad que su veterano quinteto (Calathes, Sloukas, Papanikolaou, Printezis y Bourousis), sus ataques se espesaron. Missas tuvo unos minutos sentado a Printezis, que no daba para más, y solo Calathes mantuvo el ritmo. Rusia alcanzó una renta que parecía suficiente para llevarse el partido (60-67) pero el esfuerzo de Grecia también terminó por pesar. El partido se le estaba haciendo largo a las dos selecciones. También a Shved. Pero a Rusia le quedaba medio gramo más de energía que a su rival. Suficiente para despedir a la orgullosa Grecia y volar hacia semifinales.