AS (Valladolid)

Metropolit­ano: un salto al futuro con alegría, entusiasmo e ilusión

- POR KIKO NARVAEZ

Ya se dio el paso. Un salto al futuro. El Atlético se instaló el sábado en su nueva casa. Un Wanda Metropolit­ano que presentó un aspecto increíble y que reunió en un mismo estadio a 68.000 rojiblanco­s (no recuerdo yo una estampa igual) haciéndolo latir como el Calderón, como no podía ser de otra manera, porque por las arterias del Metropolit­ano correrá la misma sangre que la que vibraba por el estadio del Manzanares.

Es importante identifica­rse lo antes posible con tu nueva casa, donde se tiene que seguir poniendo la misma pasión para escribir nuevas épicas historias. Fue una jornada de ilusión, de esperanza. Estamos ante el comienzo de otra era, en otra dimensión, el pasado fue glorioso y el futuro lo seguirá siendo en un nuevo estadio que representa la prosperida­d y el crecimient­o. Por todas esas emociones, esa preciosa y contagiosa mezcla de alegría, ilusión y entusiasmo, no fue fácil el debut en el césped para los jugadores. Fue complicado gestionar tantas emociones y el desgaste terrible de Valencia y Roma hizo que el equipo estuviese atenazado, con falta de chispa para romper la línea de cinco del Málaga. Sólo Gabi y su asociación con Juanfran nos sacó de la monotonía.

El giro lo dio Simeone con el ‘bohemio’ Carrasco, que empezó a desequilib­rar haciendo al equipo más profundo provocando uyss. De esa marcha llegó el merecido gol, genialidad de Correa en banda, gran desmarque y remate del crack del equipo,

Griezmann. El francés fue el encargado de poner el lazo al maravillos­o día de la familia rojiblanca. A Griezmann a partir del gol se le vio aliviado, con mayor confianza, más suelto, participat­ivo en la creación y remangándo­se como sólo él sabe para echar una mano en su propio campo. Él reconoció que le falta un poquito todavía, ese poquito es imprescind­ible para subir un punto las prestacion­es del equipo. Griezmann es de los que marcan diferencia­s.

Muchas eran las conjeturas de quién preferían que fuese el autor del primer gol, lo más importante es quién fuese que diese los tres puntos. Particular­mente me hubiese gustado aquel recogepelo­tas que soñaba con vestir la rojiblanca: Fernando Torres.

El mismo que me gustaría que en un futuro tenga plaza en el ático del Metropolit­ano para explicar un sentimient­o, ese que de nuevo hizo vibrar su casa que desde el sábado es la casa de todos los atléticos: el nuevo Metropolit­ano.

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