La NFL no se arrodilla frente a Donald Trump
La liga vive una histórica jornada de protestas contra su presidente
Tiene la NFL fama de liga conservadora. No tanto como la MLB de béisbol, pero sí mucho más que la NBA. Al ser la competición más importante de Estados Unidos, y la que más dinero gana del planeta, se le supone una consciente neutralidad política que le evite perder espectadores. A fin de cuentas no se llega a tantísima gente si no se tiene mucho cuidado.
Esa fama saltó por los aires este domingo en una histórica jornada de protestas contra Donald Trump, el presidente de los Estados Unidos, en la que todas las facciones de la NFL se unieron para defender su libertad de expresión, su derecho a decir lo que estimen y su compromiso con las libertadas civiles y la lucha racial en el país.
Todo comenzó con Trump llamando “hijos de p…” a los que se arrodillaban ante la interpretación del himno nacional para mostrar su disconformidad con el racismo que, según ellos, existe en Norteamérica. Hay que subrayar que esas protestas comenzaron durante la administración Obama, por lo que no estaban dirigidas contra Trump, sino contra el sistema. El presidente, no obstante, arremetió con dureza en un mitin en el que pidió a los aficionados que se fueran de los estadios, y a los dueños de los equipos que despidieran a los díscolos.
Respuesta.
La NFL respondió como un solo hombre. Roger Goodell, el comisionado, defendió la libertad de sus jugadores y llamó a Trump “irrespetuoso” y “divisivo” en un comunicado oficial. Las plantillas se reunieron y tomaron medidas conjuntas. Al final, más de doscientos jugadores se arrodillaron en el himno, algunos equipos como los Pittsburgh Steelers decidieron no estar en el campo en ese momento, y la inmensa mayoría de protagonistas, entrenadores y atletas, enlazaron sus brazos en señal de protesta.
Sin apoyo.
Lo más duro para Trump fue comprobar que los propietarios de las franquicias, entre los que se encuentran dos decenas de contribuyentes a su campaña electoral, le dieron la espalda con gruesas palabras. Robert Kraft, de los Patriots, fue uno de los más significativos. Shahid Khan, de los Jaguars, otro que puso dinero para hacer a Trump presidente, dio un paso más allá y bajó al césped para unir brazos con sus empleados y declaró sentirse “honrado” de que le dejaran protestar por la libertad de expresión y sus derechos.
La NFL vive tiempos de guerra. Comisionado, propietarios y sindicato no se soportan. Sólo se han unido en una cosa en el último lustro: en el rechazo a Trump en un domingo histórico.