Nacho, por fin un jugador que es profeta en su tierra: Alcalá de Henares
Canterano ejemplar.
Camino de los 50 años de vida (cumplía 47), la Peña Alcalaína reunió el pasado domingo a 200 madridistas que arroparon a su local hero: José Ignacio Fernández Iglesias. ¿Quién es? Se lo digo con cinco letras de oro: Nacho. El conejito duracell del Madrid, que rinde a tope en los cuatro puestos de la defensa, fue venerado por la gente de su pueblo. Nachito nació en Alcalá de Henares hace 27 años. Se casó hace tres veranos. Y tiene dos hijos (¡el segundo nació el día de la Undécima!). Pero no le busquen en la zona residencial de La Finca. Ni en La Moraleja. No ha cambiado sus hábitos. Sigue en su pueblo, con su gente. Ser diabético le ayudó a ser disciplinado y sensato en sus decisiones. En Alcalá le adoran. Es el mismo de siempre. Sencillo, sin dobleces. En el restaurante El Infante de Alcalá se hizo decenas de fotos junto a una réplica de la Champions. Él ya tiene en su currículo tres Orejonas, más que la Juventus en toda su historia (2). Vaya crack.
Con solera. El madridismo de esta peña creció en la tierra de Miguel de Cervantes (su partida de bautismo, del 9 de octubre de 1547, se conserva en la Casa Consistorial de Alcalá) a 22 kilómetros de Guadalajara y a 31 de Madrid. La Administración Local se ha acogido a la Ley de Grandes Ciudades, dado que con sus 198.750 habitantes es la 29ª más poblada de España. La UNESCO la declaró Ciudad Patrimonio Mundial en 1998. Julio Romero, histórico presidente de la peña que ahora ha delegado en su hijo Alberto, lo explica con gracia: “Ese año fue perfecto. La UNESCO puso a Alcalá en el mapa del mundo y el gol de Mijatovic reinsertó a nuestro amado Madrid en la senda de las Copas de Europa con aquél inolvidable gol en Amsterdam...”.
Buenos recuerdos.
Por allí también pude saludar a Lorenzo Sanz, el presidente bajo cuyo mandato se ganaron la Séptima y la Octava: “Visto con la perspectiva del tiempo, pusimos nuestro granito de arena para que el Madrid sea de nuevo lo que es hoy, el rey de Europa”. Cerca de él saludé a Paco Jiménez, el fiel y eficiente ayudante de Del Bosque que ayudó a levantar tres Champions con su Madrid del alma, aunque su máximo recuerdo es el Mundial ganado en Sudáfrica: “A nuestro regreso estaba toda España en la calle. Inolvidable”. A dos metros estaban felices y orgullosos los padres de Raúl, el eterno capitán. Asiduos a esta peña. Su hijo ha vuelto al Real Madrid. Un orgullo para todos los raulistas...