Decepción y los pies en el suelo
El sopapo de realidad que recibió ayer el Real Valladolid debe hacernos pensar. Ni hace una semana éramos el favorito para ascender, ni hoy somos un equipo para la zona media de la tabla. Hay que valorar todo en su justa medida. Y vuelve a tener razón Luis César: “O ganas o aprendes”. Está muy bien arriesgar y salir jugando desde atrás, pero sospecho que hay que mejorar los mecanismos para cuando dos jugadores presionan a Borja y los centrales están excesivamente abiertos. Mejoró el equipo cuando Luismi bajó a ayudar en la salida, pero no fue suficiente.
Partiendo de la base de que futbolísticamente el Valladolid estuvo horrible y de que siempre que hay un resultado así se suele achacar la falta de intensidad, lo cierto es que ayer hubo la sensación de que el equipo entró tarde al partido, de que el Rayo jugaba con más revoluciones. Los de Míchel presionaron bien la salida del balón y después se parapetaron delante de Alberto con dos líneas de cuatro. Ahí los blanquivioletas se perdieron. Encorsetados, faltos de precisión y de movimientos, los de Luis César no hicieron ni cosquillas hasta que los cambios en el descanso dieron un nuevo argumento. Toni ganó libertad y por ahí vinieron los mejores minutos pucelanos. Lástima que fuera demasiado tarde. Ganar o aprender. Pues hoy toca aprender. Y mucho.