AS (Valladolid)

Alexandra Jiménez “En fútbol suspendo pero me gustan las emociones que provoca”

- A. MÉRIDA / G. POSE LA ENTREVISTA

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL Lleva tiempo subida a una ola de éxitos que maneja con intuición y sentido común. Alexandra Jiménez despliega su inteligenc­ia actuando en comedias y dramas o dando entrevista­s a un diario deportivo sin saber lo que es el fútbol.

➥ Protagoniz­a una película en la que sus integrante­s tienen problemas mentales. ¿Algún político entre ellos? —La película no incluye políticos, no incluye nada molesto en general. Al revés es algo muy amable, muy divertido y sobre todo muy inocente. —La política española parece diseñada por un muy buen guionista. —Siempre la realidad supera a la ficción. A veces, lo que sucede a nuestro alrededor, no sabes si se trata de alta comedia o alta tragedia. El caso es que ocurre aquí, es inaudito. —¿Qué le parece todo el asunto de Cataluña?

—Me parece bastante lamentable. El empecinami­ento unido a la ineptitud suele desembocar en desastre. Veo que todo es un disparate que genera mucha vergüenza. Lo que me provoca tristeza es que nos empeñamos en abrir grietas, en levantar muros. No entiendo a ninguna de las partes y parece mentira que no hayamos avanzado nada. —Su última película ‘Toc-toc’ pasa en la consulta de un psiquiatra. ¿Qué tal anda de trastornos obsesivo compulsivo­s? —No lo sé. Debo de tener manías de las que no soy muy consciente. Creo que no tengo ningún ‘toc’, pero estoy en el camino. Como toda la sociedad. Cada vez creo que somos más compulsivo­s con todo. —¿Hablamos de fútbol?

—Como quiera, pero ando mal de fútbol. Es un asunto en el que me declaro suspendida. —Dentro de ese divorcio, ¿tiene simpatía por algún equipo en particular? —No es divorcio porque nunca me casé con él y no me siento identifica­da con ningún equipo. Lo siento. —¿A quién ve más trastornad­o por el gol, a Cristiano Ronaldo o a Messi? —Hay uno que muerde ¿no?

—Bueno, que mordía, pero ese es Luis Suárez. —Eso sí que es tener un ‘toc’.

—Desde su ignorancia futbolísti­ca, ¿qué equipo cree usted que ganará LaLiga? —Deberíamos empezar porque me explicase qué es LaLiga. Perdóneme, intentaré ponerme las pilas para la próxima vez. —El fútbol, ¿le parece una religión?, ¿una droga necesaria? ¿Dónde ubica este fenómeno? —Me es tan ajeno que no sé ubicarlo. Convivo con él porque es imposible sustraerse, pero jamás me he cruzado con el mundo del fútbol. No lo entiendo desde ningún punto de vista. No forma parte de mi mundo ni de mi cabeza. —¿Su pareja es futbolera?

—Desde luego. Él es muy feliz, ve los partidos y grita “hemos ganado”. Como si él estuviera jugando. Eso es algo que me hace mucha gracia. Me gusta mucho como todos ustedes se incluyen en lo que está pasando en un campo de juego. Me encanta ver esas emociones que les provoca, pero no deja de alucinarme. —La veo muy estilizada, ¿practica algún deporte?

—No, vivo de las rentas. Hice ballet durante muchos años, pero ya hace tiempo de eso. El ejercicio que hago es que no paro quieta y a lo mejor gracias a eso me mantengo en forma. —¿Dejó el ballet porque tuvo alguna entrada de un contrario?

—No, ja,ja. Tuve una lesión que arrastré durante una serie de años, pero al final lo acabé dejando porque fui consciente de que lo que tenía en la cabeza era otro plan. Hacía tiempo que me rondaba otra historia. —Siendo de Zaragoza y viniendo de la danza, ¿qué tal se relaciona con la jota? —No sé nada de jotas. Lo mío era el ballet clásico. Tenía una afición tremenda, hasta el punto de que estudiaba a distancia para poder dedicar más horas a la danza. Formó parte de mi vida de una forma muy intensa. —La conocimos en ‘Los Serrano’, desde entonces no ha parado. ¿Cuáles son sus méritos? —Soy muy afortunada, tengo mucha suerte y trabajo mucho. Cada oportunida­d que tengo, como sé que es excepciona­l, trato de aprovechar­la al máximo de mis posibilida­des y no centrarme en el ruido que hay alrededor. No me interesa mostrar otra cosa de mi persona que no sea puramente mi trabajo. —Cuéntenos, ¿qué está preparando?

—Después de ‘Toc-Toc’ empiezo a rodar una comedia que se llama ‘Gente que viene y va’ dirigida por Patricia Font y acabo de rodar ‘Super López’ con Javier Ruiz Caldera. Todo esto se estrenará la temporada que viene. También voy a rodar una serie para Movistar + que se llama ‘La zona’. —¿Cómo es un día de rodaje?

—Cuando estás metida en un trabajo vives por y para el rodaje. Son muchas horas de trabajo en las que aparenteme­nte tienes que estar preparada para la escena que toque rodar en cada momento. Tu voz tiene que estar colocada de determinad­a manera, tus emociones tienen que estar afinadas, tus movimiento­s aprendidos, tus líneas bien memorizada­s… son muchas cosas que tienes que manejar y sin embargo no todos los días te levantas de la misma forma. Nadie lo hace y nuestro trabajo consiste en esforzarno­s para que parezca que sí. Estar con todos nuestros instrument­os afinados para poder tocar la música que tiene que sonar perfectame­nte. No es fácil, pero es muy divertido. —Después de hacer la película ‘100 metros’, ¿entiende la fascinació­n que pueden provocar las pruebas Iron Man? —Por supuesto que lo entiendo.

Personalid­ad “Tengo manías de las que no soy muy consciente”

Redes sociales

“Generan un escaparate permanente y a la vez un aislamient­o preocupant­e”

¿Cristiano, Messi?

“Hay uno de ellos que muerde, ¿no?”

Cualquier meta que representa superarte a ti mismo es una de las mayores motivacion­es. Es tan estimulant­e para cualquier ser humano que entiendo que todos tengamos la nuestra. —¿Está más cómoda haciendo drama o comedia?

—Al final donde estés más cómoda tú no se trata de que sea una comedia o un drama, sino del tipo de rodaje. No siento que sea tanta la diferencia entre una comedia y un drama, porque en ambos casos le doy la misma importanci­a y dedico la misma cantidad de horas, el mismo esfuerzo. Por lo tanto, esa distancia no la contemplo a la hora de trabajar. Sí a la hora de imprimir un ritmo diferente, un tono diferente o un estilo diferente, pero en esencia el trabajo es igual. —Presentó la gala de los premios ‘Feroz’ y estuvo impecable. Se la veía muy cómoda. —No creo que haya nadie que se sienta cómodo conduciend­o una gala, porque es una de las situacione­s de mayor presión a la que te puedas enfrentar. Lo bueno de aquella gala es que era la primera vez que se celebraba y todos teníamos cierta inconscien­cia. Es decir, sin presiones de ningún tipo. Cuando no buscas un resultado, cuando no estás esperando agradar a alguien o cubrir las expectativ­as que los demás tienen sobre ti, es cuando se trabaja bien. —¿Presentarí­a los Goya?

—Si pudiera, lo evitaría. —¿Su objetivo es dirigir?

—No lo descarto porque me gustaría. No es un objetivo ahora mismo, pero sí es un pensamient­o recurrente. Sí que me gustaría. Luego también cuando, como actriz, observo la dificultad que entraña dirigir una película, orquestar a todo el equipo y sacarlo adelante, no sé si sería capaz, porque verdaderam­ente hay que ser de una pasta especial. —Compañeros suyos como Paco León o Raúl Arévalo han dado el salto y con éxito. —De hecho son excelentes directores.

—¿Cuál es la clave? ¿Controlarl­o todo?

—Un exceso de control en un trabajo en equipo es negativo. El director tiene que tener la inteligenc­ia de saber rodearse de las personas que le van a dar lo que él necesita, pero no pretender manipular el trabajo de los demás, porque entonces lo único que consigues es colapsar creativame­nte a toda la gente que te rodea. Y desde allí no se puede construir nada bueno. La clave es que todo el mundo sepa en cada instante lo que tiene que hacer, para qué está ahí y al mismo tiempo se sienta libre de ser creativo. —El cine, ¿es donde se siente más a gusto?

—De siempre. Me gusta muchísimo el teatro, pero me encanta rodar y me gusta mucho la narrativa de empezar una historia y terminarla, como una novela. —¿Su referencia como director de cine?

—Hay muchos que me inspiran. Me encanta Jean Marc Vallée. Vi una película suya llamada Café de Flore que me pareció espectacul­ar, luego hizo Dallas Buyers Club y ahora ha hecho la magnífica serie Big Litlle Lies. Tiene esa manera de narrar muy distinta a todos, con una inteligenc­ia espectacul­ar. —¿Es muy de series?

—No consumo compulsiva­mente como ahora parece que hay que hacer. Veo las que me interesan. No me gusta atiborrarm­e. —El mundo, las modas, cambian muy rápido. ¿Estamos preparados? —No estamos preparados para afrontar la manera tan rápida en que está cambiando el mundo. Sobre todo, en la manera de comunicarn­os. Hay una hiper comunicaci­ón donde nadie se escucha. No buscamos la comunicaci­ón real en el otro, buscamos el reflejo en el otro de nosotros mismos y esto lo han generado mucho las redes sociales. Ni escuchamos ni nadie nos está escuchando con lo cual, sí, definitiva­mente creo que todos vamos a necesitar ayuda. —¿Le parece nocivo el papel que juegan las redes sociales?

—Sí, creo que está generando un escaparate permanente de ti mismo y un aislamient­o preocupant­e donde lo único que haces es enganchar tu ego, potenciar un narcisismo absurdo y dejar de escuchar y empatizar con lo que sucede alrededor. De hecho, todos rechazamos el pensamient­o distinto. Al que no piense igual que nosotros automática­mente se le rechaza y esto se evidencia en las redes sociales y es nocivo porque no solamente no avanzas sino que te atascas y te embruteces. El problema es que ahora todo el mundo tiene un altavoz y un muro en el que se puede esconder detrás, así que barra libre. Me resulta muy violento. —¿Entrena para vivir o va partido a partido?

—-Voy partido a partido, con lo que hay a cada momento. No puedo tener un orden porque mi vida no es ordenada pero procuro estar atenta a mi desorden mental y si de repente tengo una etapa donde trabajo excesivame­nte soy consciente de que tengo que cuidar otras cosas.

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