Centenario y a por todas
Buen sábado, sabadete. El Madrid se acostó anoche segundo en la tabla, recortando dos puntos a ese Barça que ya está a sólo cinco puntos. Cristiano sentenció al Getafe en la recta final.
100 veces gracias.
Hay que santificar la hora en la que aterrizó Zidane en el banquillo del Madrid, tenderle la mano por ser como es y ofrecerle un abrazo sincero. El francés ha sido una bendición para este club. Le sobra la personalidad que muchos le negaban (incluidos algunos de la planta noble del Bernabéu), ha tomado decisiones que dignifican su incuestionable estatus, ha inventado las rotaciones masivas sin apenas daños colaterales y acumula una colección de títulos (7) y de récords que va camino de agrandar todavía más su leyenda. Ante el Getafe superó uno que tenía el Barça de Guardiola, por lo que sabe el doble de bien. Con el triunfo en el Coliseum, el Madrid es el primer equipo de la historia de la Liga capaz de ganar 13 salidas consecutivas. Que venga otro y lo mejore. Broche perfecto para su partido 100 como entrenador del Mejor
Club del Siglo XX. Y lo será del XXI, no lo duden. Zizou, además, me enganchó aún más en la víspera al afirmar: “¿Entrenar un día al Barça? Yo tengo el corazón blanco...”. Olé por ti.
Efecto Isco.
El Getafe mordía, rascaba, perdía tiempo, dilataba los saques, los recogepelotas se despistaban... Hacían su partido mientras la angustia se apoderaba de un servidor y de la millonaria audiencia madridista. El 1-1 no hacía justicia, pero el duelo estaba tan trabado que parecía imposible quitarle las costuras. Hasta Cristiano erró uno de esos goles que te atormentan el resto de tu carrera salvo que seas el número uno, como es el portugués, y lo resuelvas poco después metiendo el gol de la gloria. Pero ese balón le llegó al crack envuelto en papel de seda. En un bosque de piernas azulonas, un tal Isco supo encontrar un haz de luz para habilitar al siete, que se plantó solo ante Guaita. Pase de genio. Isco se sabe titular y por eso entendió que el míster le reservara de inicio para que ofrezca el martes ante el Tottenham (¡partidazo!) su mejor versión. Desde luego, unos pocos minutos de Isco dan para mucho. Si el malagueño no fuese futbolista y fuese hotel, seguro que tendría todas sus habitaciones con vistas al mar. Un lujo. El año próximo lo veo metido en el podio del Balón de Oro por delante de Neymar. Escrito queda.
El Getafe.
Ya lo vimos ante el Barça y el Sevilla. Perdió en ambos casos, pero les hizo sufrir lo indecible. Eso sí, lo del otro fútbol, lógico con sus limitaciones presupuestarias, debe manejarlo el árbitro de otra manera. No me refiero sólo al gol en fuera de juego concedido a Molina. El Getafe de Bordalás (un entrenador metódico y muy interesante) hizo 23 faltas y recibió dos tarjetas amarillas. El Madrid hizo sólo ocho faltas (tres veces menos) y Martínez Munuera sacó a los blancos ¡tres tarjetas! En este tema, llueve sobre mojado...
Cristiano y Velázquez.
El futuro The Best y Balón de Oro no falló con la espada en la hora de la verdad. Esa jugada final decidía los tres puntos y el futuro de la Liga. Y la clavó. Lo hizo en el día que igualó en partidos a Velázquez, el primer 10 que vi de niño en el Bernabéu. Era un señor fuera del campo y un jugador exquisito dentro de él. 402 partidos con la camiseta que amó. Allá donde estés, un abrazo de gol amigo Manolo.
A 5 puntos.
Se muestran convencidos de que la Liga aún es posible Los Pesquines de San Lorenzo de El Escorial, una familia vikinga hasta la médula. Y el sufrido triunfo va por Juancho Heras, de la peña ‘Mejor Club del Mundo’ de Peñarroya (Córdoba). Descansa en paz, amigo.