El banquillo determinó el desenlace
Bienvenidos al Barça mutante, un equipo que es capaz de cambiar la marcha de los partidos desde el banquillo. La famosa segunda
unidad que tanto se pregonó hace un año empieza a rendir. La diferencia entre el equipo catalán de la primera parte, en la que fue un conjunto que se sabía el guión pero no cómo actuar, respecto a la segunda fue determinante. En el primer acto el Barça demostró que se conocía la teoría, pero no aplicó la práctica hasta el segundo tiempo. Y en ese cambio está la mano de un entrenador.
Ernesto Valverde cambió el discurso del Barcelona en dos actos. Primero, cambió el espíritu de su equipo en los 15 minutos del descanso. Entre el equipo académico, pero plano de la primera parte y el agresivo y valiente de la segunda medió un mundo. Luego, arriesgó el técnico en los cambios y la entrada de
Deulofeu y de Sergi Roberto le aportó al conjunto blaugrana un dominio del terreno que le hizo merecedor del empate y que no hubiera hecho injusta una victoria en un partido en el que el Atlético volvió a pecar de conservador en los momentos clave mientras que el Barça dejaba claro que iba a por el triunfo asustando al rival. Desde la pizarra, Valverde supo rectificar sobre el desarrollo del juego e incluso convencer de que su decisión más sorprendente, la de incluir a André
Gomes de inicio, no era tan mala. En su primera prueba de fuego en escenario complicado y un rival sensacional, el Barça levantó una situación peliaguda tras el golazo de Saúl. Supo encontrar en el banquillo las soluciones que antes se fiaban a la inspiración del Tridente.
Ahora sí que son imprevisibles.