AS (Valladolid)

Al final el ‘Fuenlabrad­azo’ se quedó en las gradas

El sueño del Fuenla duró 63 minutos hasta el gol de Asensio

- JAVIER MARTÍN

Qué curioso es el fútbol. Puede con todo. También con las reglas de la tectónica. El Fernando Torres está a las afueras de Fuenlabrad­a. Ayer no. Ayer era pleno centro. Bullicioso. Lleno de vida. Inédito. No está acostumbra­do el estadio de El Niño a estos vaivenes, ‘food trucks’ (o camionetas de comida, en castizo común) incluidos.

El reggaeton ya tronaba por la megafonía cuando los contendien­tes arribaron, con las vallas inyectadas de paisanos locos por ver a sus ídolos. A los de un color. A los del otro. Las figuras entraron a la par, mezclados en un cóctel curioso, sin diferencia­s de categoría. Comunismo futbolero. Y Maluma, a lo suyo, sonando bien alto “Vamos a ser feliz, felices los cuatro”. Luis Milla, obediente y disciplina­do, obedeció la melodía. Con Theo Hernández, Lucas Vázquez y su amigo Marcos Llorente formó un cordial cuarteto de confidenci­as previas al partido sobre un césped impecable. Zidane no tendrá queja. La mantelería del Torres estaba a su gusto.

Kiriko observaba. Es la mascota del Fuenla. Un gallo en honor a la empresa avícola que patrocina sus camisetas. Ayer, su versión hinchable se transformó en el túnel de vestuarios. Parecía la entrada a Jurassic Park en formato aviar. Lo nunca visto. Como el videomarca­dor. El Torres no tenía, pero llegó a tiempo. A primera hora de la mañana. Puntual. Como el público que no tardó en abarrotar las gradas. Había hasta japoneses. Se infiltraro­n junto a los periodista­s, colocados en hileras como espectador­es traviesos que no sabían si quejarse de la falta de comodidad o gozar del fútbol como antaño.

Lo que vino después pasó muy rápido. Demasiado. Como esos sueños que se desvanecen a toda velocidad apenas te despiertas. El del Fuenla duró bastante. Sesenta y tres minutos. Pero Asensio tocó el despertado­r con su gol. Las teclas de los periodista­s-aficionado­s borraron de sus pantallas el titular de la esperanza. Adiós Fuenlabrad­azo. Fue bonito ver a Dioni retar a Nacho, a Cata someter a Mayoral o a Milla demostrar que es un ilustre heredero de su apellido. El oxígeno de sus pulmones se agotó antes que sus anhelos de Copa. Pero a los azulones aún les quedan los de la Liga. Y la vuelta en el Bernabéu. Jugar allí. Dar un susto. Es posible. Nunca se sabe. Qué curioso es el fútbol.

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 ??  ?? AMBIENTAZO EN LAS GRADAS. Más de 7.300 personas se dieron cita en el Fernando Torres para vivir el primer Fuenlabrad­a-Real Madrid.
AMBIENTAZO EN LAS GRADAS. Más de 7.300 personas se dieron cita en el Fernando Torres para vivir el primer Fuenlabrad­a-Real Madrid.
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CERCANÍA. El público soñaba con dar la sorpresa antes del choque.
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