La falta de puntería dejó sin premio a Cádiz y Rayo
Sorprendía el Cádiz en su apuesta respecto a otras ocasiones. Esta vez, ante un equipo cada vez más especializado en manejar la pelota como es el Rayo, quisieron ser los inquilinos del Ramón de Carranza quienes tuvieran la posesión. Una faceta nueva en los hombres de Álvaro, que plasmó sobre el césped un centro del campo conformado por José Mari, Perea y Abdullah. Todo preparado para la ocasión.
En los primeros minutos, la apuesta amarilla incomodó al Rayo, que sufrieron de lo lindo las llegadas de Salvi por la derecha. Unas llegadas que no cesarían y que siempre llevaban dosis de peligro.
Logró sacudirse por etapas este dominio el cuadro dirigido por Míchel, deseoso de pillar la espalda a la defensa local con balones al espacio para la llegada de Raúl de Tomás. Tanto Unai López como Embarba tuvieron que tirar de destellos de calidad para poder romper líneas.
No obstante, en la primera parte, fue el Cádiz quien más se aproximó al arco rival. Con peligro, pero sin fortuna. De hecho, Barral desperdició un mano a mano, y de la misma manera inauguró Álvaro García la segunda mitad.
A lo largo de la segunda mitad, el Cádiz era quien más peligro creaba, y eso que con el paso de los minutos el equipo madrileño iba ganando peso sobre el césped, sobre todo con la entrada de Aguirre para sumar jugadores en el centro del campo.
Volcado sobre el área gaditana, el Rayo no conseguía resquebrajar el muro que fabricaban los de amarillo en su parcela. Las ocasiones llegaban, pero ninguno de los madrileños lograban rematar los centros que llegaban. El Cádiz, encomendado a los contragolpes, tampoco conseguía llegar con claridad.