AS (Valladolid)

Ter Stegen fue un titán

Sensaciona­l actuación del alemán Messi marcó en la primera parte El Athletic apabulló al Barça en la segunda Paulinho sentenció en el descuento

- SANTI GIMÉNEZ

Sostenido por un sensaciona­l Ter Stegen y un Leo Messi que volvió a marcar la diferencia para desequilib­rar, el Barcelona logró tres puntos tan milagrosos como importante­s en el Nuevo San Mamés ante un Athletic Club que mereció mucho más que la derrota por 0-2 que certificó Paulinho en el tiempo de descuento en un contragolp­e cuando el equipo local ya asediaba a tumba abierta al conjunto de Valverde. Pero el Barça sudó sangre para consolidar su liderato en Bilbao a base de más acierto que juego.

El partido fue un parto para un Barcelona que si bien mantuvo el control en la primera parte, en la segunda tuvo que masticar arena ante un Athletic que arrasó a un equipo timorato, nervioso y desconocid­o que resistió gracias a la actuación del portero alemán, que está en un momento descomunal.

Tuvo suerte el Barcelona de que el Athletic en ataque es un equipo sin confianza, porque si nos atenemos al juego, los bilbaínos hicieron méritos más que sobrados para remontar un partido que en la primera parte el equipo catalán decantó gracias a la calidad de Messi, quien en el minuto 36 inició y acabó una jugada en la que habilitó a Jordi Alba y batió a Arrizabala­ga.

Minutos antes, el propio argentino disparó al poste tras regatear al portero local y al filo del segundo tiempo, tras jugada de nuevo de Messi, Paulinho disparó al larguero.

Es cierto que pudo irse el Barça al descanso con el partido sentenciad­o, pero el decorado no hubiera sido el mismo sin las paradas de Ter Stegen, que estuvo estupendo en el primer tiempo y formidable en el segundo. En el primer acto el alemán ya evitó el primer gol del Athletic ante Iñaki Williams en el minuto 17 y dos minutos después ante Aduriz, que se estrelló una y otra vez en la zona de definición. Lo intentó todo el delantero vasco, que en una noche normal se hubiera ido a casa con un par de goles. Pero entre que él no tenía el día y que Ter Stegen fue un titán, no hubo manera.

Asedio. La segunda parte fue otra historia absolutame­nte diferente. Ahí desapareci­ó el Barcelona a manos de un Athletic muy superior en la disputa, la presión y la pasión, pero que fue un desastre absoluto en la finalizaci­ón y que moría en la orilla una y otra vez ante un portero que corregía los errores de sus compañeros y que salvaba lo posible y lo imposible. El Barça navegó a la deriva durante demasiados minutos.

Con el Athletic dominando al Barcelona en todos los aspectos del juego, el equipo catalán no tuvo más remedio que tratar de capear el temporal a base de perder tiempo alargando cada saque de falta o de puerta y encomendar­se a la falta de finura de los vascos y esperar una contra milagrosa que castigara a un Athletic volcado cada vez más sobre el área visitante.

Y eso fue lo que pasó. Mientras el Athletic se desesperab­a mirando el cronómetro viendo como el partido se le escapaba, Messi (de nuevo él) condujo un contragolp­e en superiorid­ad para el Barcelona que Arrizabala­ga rechazó en primera instancia tras el disparo de Suárez, pero dejando el balón muerto en el área pequeña para que Paulinho marcara a portería vacía y lograra tres puntos que permiten al Barcelona seguir liderando la clasificac­ión a la espera de ofrecer una versión sólida de su juego.

De momento, la fórmula funciona y permite comprar tiempo y tranquilid­ad, pero no siempre Ter Stegen va estar en plan milagroso para acompañar a Messi.

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